Un hombre realiza una transferencia bancaria con el teléfono móvil a través del sistema M-Pesa en Kenia. :: DANIEL IRUNGU / EFE
Economia

África promete «recompensar» a sus emprendedores, pero a medio plazo

La bancarización del continente negro, el desarrollo de la telefonía y la llegada del I+D hacen crecer todo tipo de franquicias y negocios

ACCRA (GHANA). Actualizado: Guardar
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A sus 62 años, la keniana Sarah Mwangi nunca ha pisado una sucursal bancaria. No es cosa de la edad. A día de hoy, cerca del 80% de la población adulta del África subsahariana no dispone de cuenta en centro financiero alguno, mientras que tan solo el 3% posee una tarjeta de crédito. Una carencia que contribuyen a soliviantar servicios como el keniano M-Pesa (del swahili 'Pesa', dinero), que permite a sus clientes realizar transacciones financieras por teléfono móvil.

Mwangi cobra, cada mes, cerca de cincuenta euros. No es un error tipográfico. Cincuenta euros al mes para mantener su cuerpo desgastado y el de su hermana, convaleciente en su vivienda de una única habitación. Mwangi no tiene tiempo para andarse con tonterías.

En 2007, la compañía keniana Safaricom desarrolló M-Pesa, máximo exponente de la creatividad tecnológica que experimenta el sector financiero africano. Solo dos años después, Mwangi dejaba de esconder el dinero debajo del colchón. Precisamente es la absoluta sencillez y su accesibilidad, el servicio cuenta con cerca de 17 millones de clientes, más de un tercio de la población del país, la principal virtud de M-Pesa.

Para comenzar a utilizar este recurso, tan sólo es necesario registrarse en cualquiera de los más de 27.000 puntos de venta autorizados que Safaricom dispone en el país, así como proporcionar un número de teléfono móvil. Finalizado el proceso (totalmente gratuito), el usuario podrá desde ingresar dinero en su «cuenta virtual» a enviar fondos a otros usuarios mediante SMS, pasando por el pago de facturas o servicios. Todo ello, en una red mercantil que no se limita tan sólo a Kenia, sino que incluye Tanzania, Reino Unido o Sudáfrica.

En la actualidad, el panorama bancario del Subsáhara experimenta un doble proceso. Por un lado, la «africanización» y el crecimiento desmesurado de sus operaciones. El togolés Ecobank es un claro ejemplo. Fundado en 1985, este conglomerado cuenta con oficinas en 32 países (de 54 estados continentales). ¿Sus últimas adquisiciones? El nigeriano Oceanic Bank y el ghanés Trust Bank.

Un caso similar al del United Bank for Africa, con operaciones en casi 20 países y cuyo principal 'leitmotiv' es reducir la dependencia del petróleo que arrastra la economía de Nigeria, o el de los cuatro titanes sudafricanos: Standard Bank, FirstRand, ABSA y Nedbank.

«Como conquistar el Oeste»

Sin embargo, este crecimiento desmedido (por ahora) no tiene reflejo similar en los beneficios. «Esto es la conquista del Oeste. Todo el mundo lucha por ser el primero en hacerse con la tierra virgen. El gasto se verá recompensado», asegura el analista Johnson Nyagudi, aunque advierte de que los beneficios no serán inmediatos. Las inversiones, apunta, deberían tener un horizonte a medio plazo para obtener una buena rentabilidad. Para el experto, el potencial de crecimiento y una «abundante cartera futura de clientes» son la base de este optimismo. Y es aquí donde entra el segundo proceso: la innovación, con servicios como M-Pesa, quien ha sabido absorber como pocos la crisis.

No son los únicos. De establecimientos de telecomunicaciones (como el gigante de la telefonía móvil sudafricana MTN, en el cuarto puesto de las empresas más poderosas del continente elaborado por la revista The African Report), a tiendas de moda (caso de Truworths, con más de 500 establecimientos), productos para el hogar (Mr. Price), supermercados (Pick 'n Pay), o estaciones de servicio (Nigerian National Petroleum Corporation), el panorama del continente africano resulta del todo esperanzador para los inversores.

Al Este, dos compañías han destacado especialmente en la última década. Por un lado, la destilería keniana East African Breweries, con un valor de mercado cercano a los 2.800 millones de dolares. ¿Entre sus principales productos? La archiconocidas marcas de cerveza Tusker o White Cap. O la red de restaurantes de comida rápida sudafricana Nando's, quien desde que abrió su primer restaurante en 1987, se ha expandido a más de mil localidades en 30 países de los cinco continentes. ¿El secreto de su éxito? Una agresiva campaña publicitaria (en verano de 2011, la compañía se veía obligada a retirar un anuncio televisivo ante su alto contenido xenófobo) combinada con la producción de comida tradicional adaptada a los nuevos tiempos (el pollo 'piri piri' es su seña de identidad).

Todo tipo de franquicias

No obstante, pese a que los establecimientos de comida rápida ejemplifican de forma más rotunda el éxito creciente de las franquicias locales en el continente, el negocio no se limita a alimentar estómagos.

«De sectores derivados del petróleo o el gas, a las telecomunicaciones, las posibilidades son ilimitadas. Comercializar una marca ya respetada proporciona una credibilidad inmediata», destaca Michael Babalola, director ejecutivo de la Asociación Nigeriana de Franquicias, quien recuerda que el negocio no se limita a la venta al por menor y los restaurantes.

Aunque éstas tampoco tienen que ser de origen occidental. Mientras que Nigeria cuenta con más de 170 establecimientos de la cadena de hamburgueserías Mr Bigg's (de corte similar a McDonald's), Sudáfrica alimenta a su población con Steers (más de 500 restaurantes). Y es que hace ya algún tiempo que la keniana Sarah Mwangi dejó de tener su dinero escondido debajo del colchón.