Detractores de Erdogan exhiben pancartas y lanzan consignas contra su visita a Colonia. :: ROLF VENNENBERND / EFE
MUNDO

Erdogan arrastra la división social hasta Colonia

Más de 30.000 personas protestan en la ciudad alemana por la visita del primer ministro turco mientras sus seguidores le arropan en un mitin

BERLÍN. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, trasladó ayer por unas horas y a la ciudad alemana de Colonia la división social y política que vive su país. Mientras en Turquía continuaban produciéndose protestas contra su Gobierno y su insensible reacción a la tragedia de Soma, donde más de 300 mineros perecieron asfixiados bajo tierra, el mandatario intervenía ante 15.000 escogidos seguidores en el pabellón Lanxess Arena de la ciudad. Fuera del recinto, el doble de personas, en su mayoría turcos y kurdos residentes, protestaba contra su presencia. Muchos llevaban puestos cascos amarillos de minero, la cara manchada de negro, la palabra Soma escrita en la frente y carteles con el texto 'Erdogan asesino'.

El Rin separaba a unos y otros. Erdogan y sus seguidores en el barrio de Deutz en la margen derecha y sus detractores en el corazón de la ciudad, en la margen izquierda. Y la Policía germana, con un despliegue monumental valorado por los medios en un millón de euros para evitar molestias a un más que incómodo huésped, al que el propio alcalde de Colonia, Jürgen Roters, había declarado practicamente 'persona non grata'. Roters expresó el pensamiento de la gran mayoría de los alemanes al comentar que la excursión del primer ministro a Colonia no era sino «una cierta provocación tras el grave accidente minero y ante los enfrentamientos que tienen lugar en Turquía».

El Gobierno alemán también piensa así, aunque la canciller alemana, Angela Merkel, había comentado días antes muy diplomáticamente que Erdogan es el jefe de Ejecutivo de un país amigo y por lo tanto bienvenido. No obstante, le pidió que midiera sus palabras en el acto político de Colonia, que es contemplado como parte de su precampaña para las elecciones presidenciales de agosto en Turquía, si bien su candidatura aún no es oficial.

Un millón y medio de turcos residentes en Alemania podrán votar por primera vez desde la distancia en esos comicios y el mandatario sabe que esos votos tendrán un peso apreciable. Sin embargo, aunque moderó su discurso en Colonia y se mostró favorable a la integración, reiteró su rechazo a la asimilación de sus compatriotas por la sociedad germana y defendió la cultura, el idioma y la religión de su país como valores que no deben perder. Además, aprovechó la ocasión para plantar cara a sus críticos por el drama de Soma. «Sentimos dolor», afirmó Erdogan, quien poco después de la tragedia la minimizó al valorarla como una consecuencia «normal» de la profesión de minero. «¿Que entienden ellos? ¿A quien osan juzgar?», dijo a quienes protestan aún hoy en las calles contra su política y su manera de gobernar. Es más, el líder del partido conservador e islamista AKP volvió a calificar de «terroristas» a los que salen a la calle a protestar contra él.

Erdogan disfrutó de un público entregado, reunido en Colonia por su Unión de Demócratas Turco-Europeos (UETD) con motivo del décimo aniversario de la organización. Los 15.000 asistentes le ovacionaron como a una estrella de pop. Y mientras mostraban su admiración, en la calle más del doble protestaban pacíficamente. Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo y candidato a la presidencia de la Comisión, dió quizás en el clavo al comentar: «Tengo la sensación de que huye de sus problemas en Turquía».