Economia

«Nunca imaginamos que el Gobierno podría cerrar el espacio aéreo»

Los controladores sostienen que sus bajas fueron posteriores a la decisión de Fomento, aunque aceptan el reproche popular Miguel Ángel Serra Presidente de USCA

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Prefiere no hacer hipótesis sobre el pasado, pero Miguel Ángel Serra, presidente de la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA), tiene claro que el cierre del espacio aéreo en diciembre de 2010 no fue consecuencia de sus actos.

-¿Les sorprendió el reciente auto de un juez de Madrid que puede terminar sentando en el banquillo a más de un centenar de controladores aéreos por el caos vivido en diciembre de 2010?

-Pues sí, porque en los últimos años 21 de los 23 juzgados que llegaron a abrir diligencias penales por aquellos hechos terminaron archivándolas, al estimar que no había indicios de delito en su actuación. Lo que hace ahora ese juez de Madrid es tan distinto que nos descoloca.

-¿Lo habrán recurrido entonces?

-Sí. El viernes pasado presentamos un recurso, ante el propio juzgado y también en la Audiencia Provincial, pues nuestro abogado considera que los argumentos del juez son sesgados, en la medida que sólo estima las pruebas que avalan su tesis rechazando, por el contrario, aquellas que demostrarían la inocencia. Más aún, el juez hace una acusación genérica, sin llegar a concretar la responsabilidad de cada imputado. La pena de banquillo no nos hace gracia, obviamente, pero confiamos en que no se llegue hasta ese punto.

-¿Y cómo valoran las transcripciones de conversaciones entre controladores que el juez incorpora en su resolución? No parecen dejarles en buen lugar.

-Esas grabaciones, en muchas de las cuáles no se identifica a quienes hablan ni tenemos tampoco las conversaciones completas, lo que evidencian es que había un conflicto laboral grave con el Gobierno que se había alargado más de un año. Se ve a compañeros disgustados y una sensación de caos, pero nada más.

-¿No cree que dan la sensación de que podía existir algún tipo de acción coordinada por su parte?

-Para nada, y lo demostraremos analizando una por una cada conversación si fuera necesario. Es más, para los hechos que está investigando ese juez no acreditan que los imputados cometieran algún hecho delictivo porque, además, ni siquiera se identifica a las personas que hablan. Es cierto que visualmente, de cara a la opinión pública, es algo muy llamativo e incluso puede justificar algún reproche, pero jurídicamente no le vemos recorrido alguno.

-Pero ustedes se reunieron varias veces en la víspera del cierre.

-Normal. Había asambleas permanentes por la gravedad del conflicto y, obviamente, existen coincidencias temporales, pero las decisiones las tomaron otros.

-Hagamos examen de conciencia. ¿En aquel cierre histórico del espacio aéreo hubo muchas responsabilidades compartidas?

-Es un tema complejo, porque desde finales de 2009 este colectivo venía siendo sometido a una especie de estigma social -sinvergüenzas, inútiles, ...la lista de descalificaciones es interminable-, con secuelas que incluso se prolongan hoy en día. Pero el que manda -por decirlo así- es el Gobierno, que es el que toma decisiones legales por decreto; y el que cerró el espacio aéreo fue el Ministerio de Fomento, es decir, el Gobierno... Honestamente, nunca pensamos que íbamos a encontrarnos con una situación así y que por un conflicto laboral el Ejecutivo adoptase una resolución tan drástica.

-De verdad, ¿no llegaron a imaginarse un escenario así?

-No y no. Pero es más, aunque hubiéramos podido anticipar un golpe de mano como aquel, seguramente no hubiera servido de nada. Se habló de confusión y caos, y todos éramos conscientes de ello, pero saltar de esa tesitura a lo otro...

-Entonces, ¿cómo explican el gran número de bajas que confluyeron en un período concreto?

-Es que la cronología es justo al revés, y creo que eso no se sabe o no lo hemos sabido explicar bien. AENA repartió unos partes para que los controladores manifestaran su estado de ánimo y el estrés laboral que padecían, lo cual luego podría devenir en una baja si un médico lo autorizaba pero no era algo automático. Ahora bien, esa documentación se dio después del cierre.

-¿Quiere decir que no fueron las bajas las que provocaron el cierre?

-Directamente, sin duda, no; se dieron después. Ese es el principal error que venimos arrastrando al hablar de lo que ocurrió esos días. Insisto, no es que los trabajadores hablen y luego la empresa cierra la actividad; es AENA la que lo decide porque, de forma preventiva, observa una situación laboral muy compleja.

-¿Insinúan entonces que AENA no agotó otras posibles alternativas antes de tomar una decisión tan grave y dañina para el público?

-No nos podemos poner en su piel. ¿Apuraron o se precipitaron? Realmente no lo sabemos. Ahora bien, honestamente, si alguien tiene dudas de que el servicio de control aéreo se vaya a prestar en las mejores condiciones posibles, lo más conveniente sería restringirlo. Pero, insisto, no nos corresponde a nosotros.

-Y si no se hubiera cerrado el espacio aéreo, ¿todos esos partes que mencionaban se hubieran convertido en bajas en cualquier caso?

-Eso no lo sabremos nunca. Lo único cierto es que los documentos se empezaron a entregar dos horas después del cierre y ahí empezó un escenario totalmente nuevo.

-Este año han de negociar un nuevo convenio colectivo, ¿qué expectativas tienen?

-Estamos aún en una fase inicial. Las relaciones con Fomento son correctas y es cuestión de dialogar.

-El Gobierno anterior privatizó 12 torres de control, un proceso que luego no ha ido a más. ¿Fracaso?

-Al final el ahorro económico no ha sido tal y, sin embargo, han requerido un gran esfuerzo formativo.