Economia

Banca: el ajuste que no cesa

Las concentraciones por los test de estrés y el cambio de modelo de negocio afectarán a una plantilla que ha vuelto a niveles de los setenta El sector financiero ha perdido más de 60.000 trabajadores en los últimos cinco años

MADRID. Actualizado: Guardar
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El empleo crecerá por primera vez este año desde la crisis, según las previsiones macroeconómicas del Gobierno y de la mayoría de los servicios de estudios. De hecho, la afiliación a la Seguridad Social ya empezó a crecer en febrero. Sin embargo, algunos sectores no van a recuperar nunca los empleos perdidos porque a la crisis se suma su propio proceso de reestructuración, como la construcción o la banca. El sector financiero ha reducido plantilla en más de 60.000 personas en los últimos cinco años y ha vuelto a niveles de la década de los setenta. A pesar de esta significativa reducción, el ajuste no ha acabado.

«Esto no ha terminado y esta última fase es distinta y peor», señala Juan José Giner, de Comfia-CC OO. El proceso de concentración va a continuar y el resultado de los test de estrés puede impulsar aun más la reestructuración. Como señala Francisco Uría, socio responsable de Sector Financiero de KPMG en España, «el nuevo marco regulatorio europeo conduce a una concentración importante de entidades en la eurozona porque hay más de 6.000 bancos en Europa». Junto a ello, «también hay posibilidades de integración entre las entidades de menor tamaño españolas que se van a someter a los test de estrés o que puedan integrarse en alguna de las grandes», apunta Uría. La última recomendación a los bancos españoles del hasta hace pocos días presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), Miguel Martín, fue que continuaran con los procesos de concentración siempre que fueran «racionales».

A pesar del fuerte recorte del empleo, hasta ahora en su mayor parte se ha realizado a través de bajas voluntarias o prejubilaciones, con acuerdos con los sindicatos. Incluso después de la reforma laboral de 2012, hasta las entidades nacionalizadas han acordado indemnizaciones superiores a los 20 días por año trabajado para poder realizar el recorte con paz social. «Se han hecho salidas muy pactadas, con la voluntariedad como norma general, con acuerdo laboral y por encima de lo fijado en la reforma laboral», explica Giner. Sin embargo, ahora lo que se avecina son cierres directos de oficinas sin apenas posibilidad de preservar los empleos, señala el representante de Comfia-CC OO, como las anunciadas por Catalunya Banc: 46 oficinas con 103 despidos, que podrían incrementarse antes de junio como paso previo a su subasta. También está en ciernes la venta de la red de Barclays España y a punto de concluir la integración del negocio minorista de Citi en el Banco Popular, aunque su presidente Ángel Ron ha asegurado que no tiene previsto ningún ERE. En el actual contexto de política monetaria de bajos tipos de interés para apoyar la recuperación, la banca tiene un problema de rentabilidad y aumentarla es difícil por otra vía que no sea la de reducir costes y lograr sinergias. En 2013, un año en el que las entidades financieras han tenido que reforzar significativamente su capital para poder afrontar las pruebas europeas, el número de trabajadores que han salido del sector financiero supera los 20.000, según los datos de afiliación a la Seguridad Social, y en los tres primeros meses de este año otras 2.000 personas se han sumado a esa lista.

No obstante, la búsqueda de rentabilidad y eficiencia va mucho más allá. «El cierre de oficinas y ajuste de plantilla no deriva únicamente de la crisis, sino de las necesidades de un cambio en el modelo de negocio, con un mayor uso de la tecnología. Se van a producir cambios en las redes de oficinas, con efectos sobre el personal en las sucursales y se precisarán perfiles nuevos y distintos en nuevas tecnologías, gestión de información o ciberseguridad», explica Francisco Uría.

Sobran administrativos

También la consejera delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa, ha incidido reiteradamente en la necesidad de apostar por la tecnología para competir con empresas como Google, que actúan como bancos sin serlo. Todo ello lleva también a que el perfil del empleado de banca «tenga que cambiar», advierte Dancausa, y se abandone el perfil puramente administrativo en favor de uno más cualificado para el asesoramiento y las tecnologías.

Un informe de AT Kearney y el IESE también advertía que las oficinas bancarias requerían «importantes adaptaciones a las nuevas tecnologías y necesidades de la clientela» y recomendaba «reducir costes operativos». El informe calculaba que habría que recortar 61.000 empleos sobre la plantilla de 248.000 trabajadores que había al cierre de 2011 para dejarla en torno a los 187.000. Actualmente, el sector emplea a cerca de 213.000 personas, por lo que podría haber todavía 26.000 empleos en peligro, según ese informe.