Un activista prorruso circula por el centro de la ciudad crimeana de Sebastopol con las banderas de Rusia y su marina. :: VIKTOR DRACHEV / AFP
MUNDO

Moscú celebra el triunfo de su estrategia en Crimea

Rusia da por hecha la incorporación de la península a su territorio, mientras Kiev insiste en la «ilegalidad» del referéndum

SIMFERÓPOL. Actualizado: Guardar
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Prueba de que los planes de la autoproclamada dirección de Crimea para desgajarse de Ucrania e incorporarse a Rusia se han gestado en el Kremlin lo constituye el hecho de que la idea ha sido muy bien acogida en Moscú a nivel institucional. Los jefes de las dos cámaras del Parlamento ruso dijeron ayer que respaldarán la decisión que adopte la población de Crimea en las urnas. La Asamblea Legislativa de la península votó el jueves la incorporación del enclave a Rusia y adelantó el referéndum al 16 de marzo para que los crimeos lo refrenden.

El presidente de la Duma (Cámara baja), Serguéi Narishkin, se reunió ayer con una delegación llegada desde Crimea, a quienes prometió todo el apoyo necesario si los habitantes de la península se pronuncian a favor de ser anexionados por Rusia. «Vamos a respetar la elección histórica de la población y a respaldarla», declaró Narishkin. El presidente del Parlamento de Crimea, Vladimir Konstantínov, presente en el encuentro, respondió que, tras la votación del jueves, «la pelota está en el tejado de las instituciones rusas. Deberán decidir el futuro de Crimea, espero que para siempre».

La presidenta del Consejo de la Federación (Senado), Valentina Matviyenko, también calificó el momento de «histórico» y de «legítima» la decisión adoptada por el Parlamento de Crimea de reunificarse con Rusia y someter la medida a la consulta de sus pobladores. «El pueblo tiene el derecho soberano de decidir sobre su futuro», añadió Matviyenko, quien descarta categóricamente que pueda haber una contienda entre Rusia y Ucrania. «Una guerra es un completo sinsentido que no refleja en absoluto nuestras intenciones», subrayó. Según la presidenta de la Cámara alta, «si el resultado del referéndum es mayoritariamente afirmativo, Crimea será una entidad territorial más de la Federación de Rusia en pie de igualdad con el resto». La Duma se propone someter a votación en breve un proyecto de ley para regular el proceso de incorporación a Rusia de «sujetos territoriales».

Sin embargo, los tártaros de Crimea han llamado a boicotear el referéndum. Esta minoría étnica apoya a las nuevas autoridades de Kiev y considera ilegítimo al primer ministro de la península, Serguéi Aksiónov, quien la semana pasada fue nombrado por los diputados locales bajo la presión de un grupo de hombres armados. Refat Chubárov, jefe de la asamblea tártara de Crimea, el Medzhlis y diputado de la Rada Suprema de Ucrania, afirma que, según la Constitución del país, todo lo relativo a la integridad territorial y al cambio de fronteras debe ser objeto de un referéndum, pero a nivel nacional, no en una región aislada. Chubárov pone también en cuestión que la consulta pueda realizarse con limpieza y con todas las garantías.

Kiev ha declarado «ilegal» el referéndum al igual que numerosos países de Occidente, pero en la actual situación de ocupación militar que vive Crimea va a ser prácticamente utópico impedir que la votación tenga lugar. La Comisión Electoral Central de Ucrania también duda que los crimeanos puedan expresar libremente su voluntad y teme fraude en el recuento de votos. Considera además «técnicamente imposible» organizar la consulta como es debido en un espacio tan corto de tiempo.

Más de 60.000 personas se congregaron ayer en el Vasílevski Spusk (Cuesta de San Basilio), junto a la plaza Roja de Moscú, en un mitin seguido de un concierto en apoyo de la anexión de Crimea. Los participantes portaban banderas rusas y pancartas con frases como 'Crimea es Rusia' o 'Creemos en Putin'. Hubo canciones militares y la intervención de varios oradores, entre ellos Konstantínov, que acudió al acto tras su encuentro con Narishkin.

«Muro de incomprensión»

Esta concentración justo al lado del Kremlin, en donde ninguna organización de la oposición ha podido manifestarse jamás, es un indicador más de que Moscú no va a echar marcha atrás en su empeño de recuperar Crimea. La manifestación fue convocada por el partido oficialista Rusia Unida.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, lamentó ayer que el presidente Vladímir Putin se ha dado de bruces con un «muro de incomprensión» internacional en su intento de evitar que siga aumentando la tensión en torno a Ucrania. «Independientemente de los esfuerzos desplegados por nuestro presidente y su disposición a explicar diariamente la postura de Rusia, seguimos topándonos con un muro de incomprensión». Según Peskov, lo que pasa en Crimea «no es obra de Moscú». El portavoz presidencial cree que «todo esto es malo por las repercusiones que pueda acarrear».

En todo este tormentoso contexto, el presidente del gigante energético ruso Gazprom, Alexéi Miller, advirtió ayer que, si Ucrania no paga su factura atrasada de gas, el suministro será cortado. «No podemos suministrar gas gratis. O Ucrania salda la deuda y se pone al corriente en los pagos, o existe el riesgo de volver a la situación de principios de 2009», declaró ayer Miller en referencia a la guerra del gas que hace cinco años dejo a media Europa sin abastecimiento durante tres semanas. Gran parte de los gaseoductos que llevan el gas a Europa pasan por territorio ucraniano.