Francisco Franco trabajando en su despacho del Palacio de El Pardo. :: R. C.
Sociedad

«Los vencidos, curiosamente, utilizaban más el lenguaje católico del perdón»

Antonio Cazorla Sánchez Catedrático de Historia Contemporánea de Europa en la Universidad de TrentEl libro 'Cartas a Franco de los españoles de a pie' muestra una radiografía de cómo era la España que vivió en los primeros años de la dictadura

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«¡Viva María! ¡Viva Nuestro Ejército Salvador! A.S.E. El Generalísimo Franco», «Mi excelentísimo y 'benerado' Caudillo». Así, y de tantas otras formas, comienzan las cientos de miles de cartas que guarda el Archivo del Palacio Real en Madrid, lugar donde se encuentran las que los españoles escribieron a Franco entre el 1936 y el 1945. Correspondencia que, en parte, ha sido rescatada del olvido por el catedrático de Historia Contemporánea de Europa en la Universidad de Trent (Canadá), Antonio Cazorla Sánchez, en un afán de que los lectores puedan escuchar directamente la voz del pasado.

Una interesante lectura que, en palabras del profesor Cazorla, dibuja «una España que ya no existe» y produce «una profunda tristeza» porque refleja las penas de muchos, la miseria y las carencias de una posguerra violenta y la mirada de no pocos españoles que vieron en el Caudillo a «una persona todopoderosa que era la única esperanza que les quedaba, por lo que le piden ayuda en esos duros momentos de sus vidas». Así lo creían.

-¿Cómo se dirigía la gente a Francisco Franco?

-Se impuso enseguida el uso de excelencia y otras fórmulas igual de formales. Franco pronto va a cortar ciertas aproximaciones más familiares, muchas fraguadas en su juventud cuando sus colegas le llamaban Franquito.

-Hay quiénes directamente preferían escribir a Carmen Polo o a su hija. ¿Por qué?

-Sobre todo fueron mujeres y niñas las que se dirigían a 'La Señora' o a Carmencita porque de ese modo apelaban a la similitud de ser, como ellas, madres e hijas. En el caso de las cartas infantiles estas se solían escribir aprovechando el día de la comunión o del santo para de ese modo acentuar el mensaje cristiano, siempre buscando esa proximidad afectiva, religiosa e ideológica. Esto es muy interesante porque como se puede apreciar a lo largo de muchas de las cartas es la forma que tienen los débiles de buscar cualquier tipo de resorte para aproximarse al poder.

-¿Fueron de algún modo utilizados los niños?

-Claro, básicamente para buscar la piedad, se usaba su inocencia en un periodo en el que, desgraciadamente, había poca. Ahí era la familia quien les instaba a escribir para ver si así conseguían que al papá no lo fusilasen, por ejemplo. Era un 'no se puede cargar sobre la vida de este niño los pecados de los padres'.

-¿Recuerda algún caso?

-Hay uno tremendo de uno de 15 años que escribe a Franco diciéndole directamente: «Usted fusiló a mi padre hace tres años en la toma de Málaga y ahora yo tengo cuatro hermanos y nos morimos de hambre y lo único que pido es un trabajo, porque dicen de usted que es tan bueno. » ¿Qué significa eso? Pues que la gente utiliza la propaganda oficial y la imagen del Caudillo de un hombre que se preocupa por todos los españoles, que es un abnegado trabajador... a su favor. Es decir, yo acepto lo que usted me dice, ahora cumpla su parte del trato.

Realidad y deseo

-La propaganda caló bien en la sociedad.

-Yo soy de los que piensan que la propaganda es efectiva cuando coincide con la realidad o con la esperanza de la gente. La franquista fue relativamente eficaz para promover la figura de Franco, porque al fin y al cabo la gente no tenía modo de saber si lo que él decía era verdad o mentira. Sin embargo sí podían ver que los actos de las autoridades locales no coincidían exactamente con lo que decía la propaganda, así que comenzaron a distinguir, también de una manera conveniente, entre Franco y su régimen. Franco fue más popular porque se esperaba que lo que se decía de él fuera verdad, porque no se ganaba nada pensando lo contrario y se perdía la esperanza.

-¿Ha detectado un estilo de escritura diferente entre las cartas de los vencedores y los vencidos?

-Si hay algo en lo que difieren es en que los vencidos curiosamente utilizan más el lenguaje católico del perdón, se refugian más en la piedad cristiana. Mientras que los vencedores tienden a usar un repertorio ideológico más amplio del franquismo.

-¿Algunas de las misivas se sabe que fueran atendidas y con una resolución favorable?

-Sí, mucha de esta gente consiguió lo que pedían. De hecho, después de los primeros años de posguerra mucha gente encausada o en el corredor de la muerte, al coincidir con ese proceso de aligerar las consecuencias de la represión, consiguieron el perdón o la reducción de condena.

-Hay en su libro cartas de mujeres que acuden a Franco para restablecer relaciones conyugales, castigar al amante deshonesto.

-Es otra herramienta de los débiles. En una sociedad machista en la que la mujer, sobre todo si tenía relaciones sexuales fuera del matrimonio, estaba indefensa, se usaban las cartas para apelar a su condición de mujer y, en vez de presentarse como una participante en el acto sexual, lo hacían como seducidas, como víctimas. Se aprovecha una vez más el lenguaje oficial, el papel central de la religión y de la familia. Mi favorita es la siguiente, escrita por una mujer gallega: «Sr. D. Francisco Franco(.) el soldado César do C. do C. me engaño ami tres beces con palabras firmes de casamiento teniendo yo tres hijos (.) todos me dijeron escrivele al generalisimo nuestro buen Caudillo que es muy buen señor para los pobres que el ara porque su padre mire por sus hijos».