Un manifestante, sentado en un coche volcado en una barricada de Kiev. :: BAZ RATNER / REUTERS
MUNDO

«Ya nos han engañado muchas veces»

Los manifestantes del Maidán reciben con alegría contenida y cierto escepticismo el anuncio de acuerdo

KIEV. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El anuncio de las concesiones hechas ayer a la oposición por Yanukóvich fue recibido en el Maidán y en toda la calle Kreshatik con alegría, el lanzamiento de unos cuantos cohetes y una estruendosa traca. Algunos, confundidos, creyeron haber entendido que el presidente había dimitido. Sin embargo, el ambiente general era de optimismo contenido y de cierta prevención. «No nos iremos del Maidán mientras no veamos que lo acordado se plasma en hechos reales», afirma Serguéi, activista de la Organización Ucraniana Nacionalista (OUN). Según sus palabras, «nos han engañado ya muchas veces anunciando acuerdos que al final no se cumplen».

Aunque Serguéi considera que en lo convenido se debería haber incluido el enjuiciamiento de Yanukóvich y del ministro del Interior, Vitali Zajarchenko, por «todos sus crímenes», estima que lo pactado, si se cumple, es suficiente para cesar la protesta. «Si le reducen los poderes al presidente y hay después elecciones, no tiene mucho sentido continuar aquí», afirma el militante de OUN. Lleva puesto un casco, chaleco antibalas, el rostro cubierto y un enorme machete dentado al cinto. Hace guardia frente al Ayuntamiento, cuyo edificio sigue en poder de la formación ultranacionalista Svoboda (Libertad).

Aunque de aspecto mucho menos belicoso, Yaroslav, que tiene 28 años y trabaja en una empresa de comercio, piensa lo mismo. «Todavía tendremos que estar aquí un tiempo, quizá una semana, para ver cómo se desarrollan los acontecimientos y comprobar que el poder no nos vuelve a mentir». Le parece bien que el presidente quede reducido a una «figura testimonial» y que se forme un nuevo Gobierno. Para Yaroslav, ahora lo importante «no es pensar en la UE sino en levantar nuestra economía, que está muy deteriorada». Según su opinión, «somos un país más fuerte y con un potencial mucho mayor que algunos de la Unión Europea. Somos un pueblo trabajador, pero vivimos en la pobreza por culpa de una élite que lo acapara todo y no deja nada para los demás».

El joven manifestante se queja del ataque que han sufrido en los últimos años las pequeñas y medianas empresas del país a manos «de las grandes corporaciones, en manos de los amigos de Yanukóvich». Piensa también que hay mucho que hacer todavía: «acabar con la corrupción, conseguir que la Justicia no sirva al que más dinero tiene y lograr una verdadera libertad de prensa, en definitiva, democracia» .

A unos metros de allí, en la plaza de Europa, Tatiana, una pediatra de 54 años, da también la bienvenida al acuerdo, pero lo contempla con cautela. La doctora colabora con un grupo de voluntarios que se turnan en dos puntos de asistencia médica del Maidán y no cree que con la caída de Yanukóvich vendrá otro mandatario parecido. «Ni en la cárcel encuentras a un presidente peor», asegura. Tatiana espera que el nuevo Ejecutivo propicie una mejora económica, aunque sea a medio plazo, «a ver si logramos ganar sueldos normales porque los que tenemos ahora son de miseria». En Ucrania el sueldo medio es de unas 4.000 grivnas (unos 355 euros) y ella en particular gana 2.200 (195 euros). «Sí, ese es mi salario», insiste, «y un profesor también gana eso».

En relación con la posible firma de un acuerdo de asociación con Bruselas, Tatiana comenta que «nuestros dirigentes aseguran que la UE sólo quiere el mercado potencial que supone Ucrania y enviarnos sus residuos nucleares, pero ellos mandan allí a sus hijos a estudiar y tienen allí sus cuentas bancarias». Pone el ejemplo de Nikolái Azárov que, tras dimitir del cargo de primer ministro el mes pasado, se ha ido a vivir a Austria con toda su familia.