1. Bimba Bosé desfila vestida por el diseñador malagueño David Delfín :: J. J. GUILLÉN / EFE 2. Desfile de Juanjo Oliva. :: JAVIER LIZÓN / EFE 3. Una modelo desfila con la colección 'Coral Garden' del diseñador Hannibal Laguna. :: J. J. GUILLÉN / EFE 4. Propuesta del diseñador Juan Vidal. :: JAVIER LIZÓN / EFE
Sociedad

David Delfín regresa con un canto al amor

Juanjo Oliva se supera en el cierre de la pasarela con una colección para Elogy asequible a todos los bolsillos

MADRID. Actualizado: Guardar
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Mosquetones, cuerdas, cremalleras, velcros. David Delfín regresó a la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid rodeado de todos sus elementos fetiche para gritar a los cuatro vientos su amor por Pelayo Díaz. Una oda a la juventud que va más allá de lo físico en referencia a la diferencia de edad entre ambos que se plasmó en prendas de lana, algodón y poliéster con una base en blanco y negro con su famoso estampado bacterio -que hasta ahora solo había usado en complementos- salpicada de con fresa, azul eléctrico, uva, esmeralda y naranja. La musa del malagueño, Bimba Bosé, fue la encargada de abrir y cerrar el desfile, aunque en esta ocasión tuvo que compartir protagonismo con Verónica Blume en un espectáculo que estaba tanto sobre la pasarela como en el 'front row', donde el nutrido ejército de fieles del rondeño jaleaban cada una de sus propuestas.

No es plato de buen gusto desfilar tras el polémico Delfín, pero Hannibal Laguna salió vivo del trance con una línea menos barroca de lo habitual. El modisto realizó una retrospectiva de las piezas creadas para sus clientas durante 28 años, recuperando ideas que nunca había subido a la pasarela, como los funcionales bolsillos de sus vestidos. Entre la elegancia de la organza de seda y el mohair en los tonos del cielo mediterráneo se colaron un par de jeans con los que hace un guiño sport a la mujer real, para la que también veló la pedrería nacarada que colma sus 'looks'.

Western

La tarde tomó forma de la mano de Juanjo Oliva con una colección sublime para todos los bolsillos -el precio de las prendas oscilará entre los 40 y los 200 euros-. El buen hacer y la sofisticación de la firma se cristalizaron en una línea en la que destacaron los colores vivos como el sandia y el amarillo delimitados con negro, sin olvidar un print abstracto que recordaba a Ana Locking, en tejidos muy deportivos, destacando el neopreno.

Un hechizo que se rompió con el pase doble de María Escoté y Carlos Díez. La catalana, cuya máxima parece ser la misma que la de María Isabel, 'Antes muerta que sencilla', se montó su propio western a base de flecos en piezas de piel con llamas sobre ellas, mientras que los vestidos de gasas se ciñeron al cuerpo como una segunda piel.

Noche asturiana

La funcionalidad que no conoce Escoté la explotó Díez. El bilbaíno se calzó las botas de montaña para mostrar una colección muy masculina en tonos tierra que sirve tanto para irse de acampada como para acudir a una 'rave' bajo la lluvia. Unas prendas austeras para un tostón de desfile.

Los encargados de poner el punto final al circuito de los diseñadores consagrados fueron los peleteros Miguel Marinero y Jesús Lorenzo. Marinero se basó en la noche asturiana, donde la simplicidad de las siluetas lució en el mestizaje de los tejidos nobles -cashmere, lana y tweed- y las pieles en una paleta que parte de los colores 'candy' a los más estridentes, con el rosa como protagonista.

Jesús Lorenzo se decantó por la estética del cine negro fiel a su convicción de desmitificar la peletería clásica orientándose a una mujer joven y urbana. Un universo de contrastes que mostró algunos acentos ochenteros con múltiples efectos metalizados.