Depósitos de gas de Repsol en Pinto, a las afueras de Madrid. :: AFP
Economia

Gas: expansión o déficit

La clave está en captar más clientes, ya que cada nuevo punto de suministro aporta 90 euros netos al sistema El sector confía en su potencial de crecimiento para impedir que la deuda tarifaria, que rondará los 746 millones, se dispare

MADRID. Actualizado: Guardar
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Una vez terminada la reforma del sistema eléctrico, el Gobierno hincará el diente al sector del gas. Aunque no se sabe demasiado al respecto, el ministro de Industria, José Manuel Soria, afirmó esta semana que los cambios incluirán «ajustes en las retribuciones», la creación de un mercado organizado y un aumento de la competencia para garantizar el suministro al menor coste. Pero, sobre todo, «garantías en la estabilidad financiera» para evitar que se produzca déficit de tarifa. El Ejecutivo no quiere dejar rodar esa bola hasta encontrarse con una deuda que amenace con colapsar al sistema. No quiere, en suma, que se repita el caso eléctrico, por mucho que ambos sectores presenten notables diferencias.

La Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) advertía recientemente que el déficit acumulado del sistema -porque los ingresos no llegan a cubrir los costes- se situará este año en 813 millones de euros: 414 previstos de 2013 más otros 399 arrastrados de ejercicios anteriores. Sin embargo, el informe donde el regulador exponía estas consideraciones se realizó antes de que el Gobierno subiera el pasado 1 de enero la parte regulada del recibo en un 2,3%. Así, calculando el impacto de este aumento, la deuda tarifaria quedaría en 746 millones. Un desfase que, apuntan fuentes del sector, «no puede considerarse estructural, sino coyuntural». Y que responde a la entrada en servicio de grandes infraestructuras básicas, preparadas para una política energética que preveía tanto un aumento de la demanda como que una parte importante de la generación eléctrica iba a producirse con ciclos combinados. El caso es que en estos años ha ocurrido justamente lo contrario: el consumo ha caído desde el inicio de la crisis -un 8% el año pasado-, mientras que los ciclos combinados sólo operan aproximadamente al 13% de su capacidad.

El sector apuesta por su «increíble potencial» de expansión para encauzar la sostenibilidad del sistema. «Sólo el 28% de los hogares españoles utilizan gas natural. La media europea es del 50%: Francia un 35%; Alemania un 48%; Italia un 66% y Reino Unido un 85%», sostiene Marta Margarit, secretaria general de la Asociación Española del Gas, que agrupa a las principales empresas del sector. Esa diferencia se explica, a su juicio, por la tardía introducción en España de este combustible respecto a otros países del continente. «Desde entonces se ha producido un gran desarrollo de infraestructuras. Ahora lo que toca es hacer una labor comercial importante», apunta.

En 1.600 municipios

Pese a la escasa penetración del gas natural en los hogares españoles, hay un dato que juega a favor del sector: aunque sólo el 30% de la población lo utiliza, el 76% vive en municipios que cuentan con servicio de distribución de este combustible (aproximadamente 1.600, según las últimas cifras de 2013). En la medida que las empresas logren captar nuevos usuarios, los ingresos del sistema aumentarán, y con ello su rentabilidad: cada cliente doméstico (hogares y comercios) captado se traduce en una aportación neta al sistema de 90 euros. Es decir, la diferencia entre lo que el consumidor paga en concepto de peajes, y lo que el distribuidor recibe por el nuevo punto de suministro.

Las gasistas insisten en remarcar las diferencias que les separan a su sector del eléctrico. «La distribución de electricidad es una actividad sin riesgo, cuya remuneración está ligada a la inversión que se realiza en una red. En el caso del gas natural, la distribuidora asume un riesgo, ya que la retribución está vinculada en parte al número de puntos de suministro captados y al gas vehiculado por la red. Es decir, a la eficacia de la actividad», explican fuentes empresariales del sector. Por eso, si pierden clientes, o no los ganan después de haber desplegado una red, se quedan sin retribución. Pero el sector gasista ha demostrado no ser inmune a las sacudidas sufridas por el eléctrico en los últimos años. Los ciclos combinados, desplazados en el 'mix' eléctrico por las renovables, consumen ahora mismo la mitad de gas que en 2009. En términos porcentuales estas instalaciones cubrieron el 18% de la demanda en 2013, la misma proporción que el sector doméstico-comercial. Por su parte, el consumo por parte de la industria, que representa el 64% del total, permaneció estable durante el pasado ejercicio.

Sin embargo, hay una amenaza añadida que cuelga sobre el sistema: los recortes que la reforma eléctrica ha aplicado sobre las primas a la cogeneración. Se trata de un mecanismo de producción simultánea de electricidad y calor útil a partir de la energía primaria contenida en un combustible, que en muchas ocasiones es el gas. «Si muchas industrias dejan de cogenerar, ello repercutirá en la demanda, y habrá menos ingresos en el sistema», vaticina con preocupación Margarit.