Economia

El IPC volvió a moderar su crecimiento en enero y se situó en el 0,2%

La Comisión alerta de que si persiste la baja inflación en el conjunto de la Eurozona, se puede poner en riesgo la recuperación económica

MADRID. Actualizado: Guardar
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La subida de precios sigue en la senda de la moderación. Enero cerró con el IPC en el 0,2%, según el indicador adelantado hecho público por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El organismo avanza que este ligero incremento de la tasa anual se debe fundamentalmente a «la bajada de los precios de los carburantes y lubricantes», frente a la subida registrada en 2013. En caso de confirmarse este dato, supondrá una disminución del 1,3% respecto a la tasa de diciembre, que fue del 0,3%.

Con éste, serían ya cinco meses en los que el IPC se sitúa por debajo del 0,5%. Incluso en uno de ellos (octubre), llegó a registrar tasa negativa (-0,1%). La evolución actual de los precios en países como España es consecuencia del proceso de ajuste sufrido por sus economías en los últimos tiempos, y a un consumo que, si bien apunta visos de cierta recuperación, está en niveles mínimos. «Es natural que en los países vulnerables del Sur de Europa, donde se está restaurando la competitividad, tengamos inflación baja», sostiene el vicepresidente de la Comisión y responsable de Asuntos Económicos, Olli Rehn.

Un problema

Sin embargo, el político finlandés alerta de que si la inflación del conjunto de la Eurozona -que en enero se situó en el 0.7%- sigue a la baja durante un periodo más o menos prolongado, se podría convertir en «un problema» para la recuperación económica. Rehn, durante una comparecencia ante el Comité de las Regiones de la UE, señaló que ese 0,7% se coloca «bastante lejos» del objetivo de política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), partidario de situar la inflación en el entorno del 2%.

El comisario europeo no ocultó su «auténtica preocupación» por el índice de precios, aunque «no por miedo a la deflación, porque confío en que el BCE está dispuesto a actuar si es necesario. Sino porque si tenemos un largo periodo de baja inflación dificultará y dañará el proceso en marcha de reequilibrio de la economía europea, y eso no es bueno para el crecimiento económico ni un mejor empleo». Tendría, además, «un impacto negativo probablemente sobre la demanda doméstica, también por reducir los incentivos al consumo doméstico, y sobre el servicio de la deuda, porque sería más difícil».