ANDALUCÍA EN EL CATORCE

LA ESPERA SURREALISTA DE ZOIDO

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AL presidente del PP andaluz, Juan Ignacio Zoido, se le ve como a esos coroneles de retaguardia que siguen custodiando el fuerte aunque no haya indios fuera ni soldados dentro. Zoido solo quiere salir del fuerte -en el que se ha convertido la sede del PP andaluz- y ejercer de alcalde de Sevilla. En realidad lo hace. Cada mañana coge el caballo y trota por todas las calles, para que le vean en obras y jardines. Pero para sus jefes en Madrid, en la calle Génova, todavía sigue en el fuerte, como si no tuviera que hacer otra cosa. Sus jefes, por su puesto, no leen los periódicos andaluces y tampoco le siguen en Twitter, cuyo reclamo nunca ha dejado de ser en el año y pico que lleva como presidente del principal partido en Andalucía el de @zoidoalcalde.

Zoido apechuga con paciencia una situación que sus cercanos no dudan en calificar de surrealista. El fuerte es también una sala de espera en la que todos los dirigentes populares se turnan para marear el tiempo y aunque la mayoría son aplicados y trabajan concienzudos como oposición (con datos para sonrojar al Gobierno de Susana Díaz), lo cierto es que los periodistas solo preguntamos lo mismo. ¿Ha dicho ya Rajoy quién será el candidato? ¿Sabe cuándo, qué día se sabrá el nombre del candidato? La respuesta que todos los del PP lanzan como estribillo provoca sonrisas en los compañeros: «Más pronto que tarde».

Y así llevamos un año. Sí, hace justo un año que Zoido tiró la toalla y comunicó a Rajoy y Cospedal que no pensaba ser candidato a la Junta y tampoco seguir al frente del partido. La previsión era que en verano se produciría el relevo. Pasó el verano y los únicos relevos fueron los de Susana Díaz por Griñán y Antonio Maíllo por Diego Valderas. Y ahí sigue Zoido, en el fuerte haciendo guardias como los últimos de Filipinas.

En este tiempo ha intentado de todo. Anduvo de provincia en provincia y se trabajó los debates cara a cara con Griñán, unas veces con más éxito que otras. Intentó, en definitiva, cumplir con su papel de líder regional. Siempre a la espera de que Génova diera el visto bueno al proceso de sucesión. Tras la llegada de Susana Díaz, Zoido preparó el relevo para dejar a José Luis Sanz, su número dos, por quien sigue apostando, como sustituto en el mes de diciembre. Había conseguido el plácet de Dolores de Cospedal, pero Rajoy abortó la operación.

Desde entonces Zoido sigue en el fuerte, disciplinado, pero sin ejercer. Copa toda su agenda con actos del Ayuntamiento de Sevilla. Tal es su apatía con todo lo relacionado con el cargo de presidente, que esta semana cundió el rumor de que no sería portavoz en el debate extraordinario del Parlamento del próximo miércoles, que tiraba la toalla. El PP lo desmintió de inmediato. No es el estilo de Zoido. Está harto, reconocen, pero hasta el último minuto ejercerá como presidente, tal como se comprometió. Aún así, me temo que el debate del miércoles carece de aliciente. Y aquí tiene razón Zoido. Si no hay dúplica, no hay debate. Más que un debate será un pregón, el de Susana Díaz.