Un defensor de la integración de Ucrania a la UE discute con la Policía en una protesta en Kiev. :: EFE
MUNDO

El origen de las tres Ucranias

La histórica influencia de los países vecinos complica las opciones de encontrar una salida a la crisis política y preservar la cohesión

KIEV. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La división histórica de Ucrania entre el Este y el Oeste, entre la influencia de Polonia y el Imperio austrohúngaro, por un lado, y Rusia, por el otro, con la consiguiente impronta idiomática y cultural, quedó en gran parte mitigada en la época soviética por la unificación forzada que imponía el régimen comunista. Aún así, los habitantes de las zonas occidentales se consideraron siempre más europeos. Lo mismo sucedió en las tres repúblicas bálticas (Estonia, Letonia y Lituania), países que hoy son miembros de la Unión Europea.

Con la desintegración de la URSS, las diferencias entre un extremo y el otro de Ucrania volvieron a agudizarse. Se empezó a poder viajar al extranjero después de décadas de aislamiento y los ucranianos del Oeste prefirieron Centroeuropa mientras sus compatriotas del Este seguían viajando a las regiones vecinas de Rusia y a Moscú. Los primeros hablan ucraniano, una lengua con muchas similitudes con el polaco, mientras los otros hablan casi exclusivamente ruso. En Lvov, por ejemplo, se oye poco el ruso, mientras que en Donetsk casi nadie se expresa en ucraniano. En Kiev, entretanto, predomina el ucraniano, pero todos los habitantes hablan también el ruso.

Vuelta a la confrontación

La Revolución Naranja de 2004 hizo otra vez patentes las diferencias. Se enfrentaron el actual presidente ucraniano, Víctor Yanukóvich, y Víctor Yúshenko, al que las movilizaciones callejeras consiguieron aupar a la jefatura del Estado. Eran dos formas contrapuestas de abordar la política. Yanukóvich defendía el acercamiento a Rusia como la panacea que resolvería todos los males mientras que Yúshenko veía en Europa el ejemplo a seguir y planteaba una lucha decidida contra la corrupción, la modernización de la economía, liberándola de la injerencia del Estado, y una mayor transparencia y democratización de las instituciones.

Pero, tras el fracaso de la tentativa de Yúshenko de convertir Ucrania en un país lo más parecido a Europa, parecía que los partidarios de esta tendencia habían desaparecido o estaban aletargados. Ahora, la negativa del Gobierno ucraniano a firmar el Acuerdo de Asociación con Bruselas ha hecho que el país se parta otra vez por la mitad. En medio, no obstante, hay un sector nada despreciable que cree que Ucrania debe estar con Rusia y con Europa al mismo tiempo. Los sondeos indican que un 39% de los ciudadanos están a favor de la Integración con la UE y un 37% se inclinan por la Unión Aduanera (Rusia, Bielorrusia y Kazajstán).

La larga dominación polaca en la parte oeste y central de Ucrania fue reemplazada en el siglo XVIII por la del Imperio Austrohúngaro, cuya desintegración, no obstante, no supuso su inmediata sovietización. Fue en 1939, en la víspera de la II Guerra Mundial, cuando esa zona se incorporó a la URSS. La parte oriental de Ucrania y la península de Crimea cayeron ya bajo el total control del Imperio Ruso a finales del siglo XVII.

Crimea nunca fue ucraniana, primero estuvo en manos de los tártaros y luego de los rusos. Pero en 1954, el entonces dirigente soviético, Nikita Jrushiov , decidió que la península, habitada hoy día mayoritariamente por rusos, pasara a formar parte de Ucrania.