CÁDIZ

La década prodigiosa de las Spin Off en los campus andaluces

Desde el año 2003 se han creado más de 160 compañías de la mano de profesores y grupos de investigación

SEVILLA. Actualizado: Guardar
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Algunas de las noticias empresariales más llamativas de 2013 en Andalucía han tenido como protagonistas a una spin off, tal como se denomina a las compañías formadas por miembros de un centro de investigación con el objetivo de transferir conocimiento desde la universidad hasta el sector privado. El caso de éxito más reciente es el de la doctora en lingüística computacional Pilar Manchón y el profesor de lengua inglesa Gabriel Amores, que fundaron hace una década Indysis para desarrollar sistemas de diálogo con inteligencia artificial capaces de crear, por ejemplo, un «call center» virtual. En su origen estuvo respaldada por el fondo público de capital riesgo Invercaria, que fue relevada posteriormente en el accionariado por la catalana Inveready. Cuando la compañía ya tenía entre sus clientes a El Corte Inglés, BBVA o Mapfre, el gigante estadounidense Intel Corporation, con sede en California, tomó el 100% del capital e incorporó a Manchón como directiva en su departamento de I+D, manteniendo la sede de Indisys en Sevilla.

Otra trayectoria meteórica es la de Carbures, nacida también en 2003 en el seno de la Universidad de Cádiz y que cotiza en el Mercado Alternativo Bursatil (MAB). Con unos ingresos de 23 millones ha liderado los movimientos corporativos más ambiciosos del negocio aeronáutico en este año, al adquirir MDU (una de las principales ingenierías de este sector de capital andaluz);_la firma Fiberdyne en EEUU; la actividad de ferrocarriles de MP Productividad y a su competidor Composystem (proveedor de Airbus en aviones como el A350 y el superjumbo A380 con un negocio de 10 millones). En paralelo, ha comenzado a levantar una nueva planta en Burgo de Osma (Soria) para atender al sector de la automoción, pues su objetivo es llevar la fibra de carbono (un material resistente y ligero) a todos los ámbitos de la industria.

En los últimos años se han registrado otros movimientos interesantes, como la compra por parte de Repsol del 50% de la división industrial de Neuron, una firma biotecnológica granadina que nació para desarrollar medicamentos para la prevención de enfermedades neurodegenerativas o la entrada del fondo de capital riesgo de CaixaBank en sociedades como la cordobesa DTA (que ha desarrollado un dispositivo para evitar el vuelco de vehículos) o la granadina nLife (que investiga tratamientos contra enfermedades del sistema nervioso).

Son el rostro más conocido de un movimiento más amplio que ha despegado en los últimos 10 años en la universidad. Desde 2003 han nacido más de 160 proyectos empresariales en los centros y equipos de investigación en Andalucía, que han creado en torno a 700 empleos de alta cualificación y han movido -en sus etapas iniciales- una inversión de 36 millones de euros (un importe que ha sido incentivado mayoritariamente por el programa Campus de la Junta de Andalucía).

Tecnología

El sector que más iniciativas empresariales ha aglutinado es el de la informática y las tecnologías de la información (con más de 60 empresas), seguida de la biotecnología y las ciencias de la salud (40), la energía (19), la agroindustria (7) y la aeronáutica (5). Tres universidades andaluzas están en el «top ten» del ránking nacional en número de spin off: Granada, Sevilla y Almería. De estas nuevas empresas, algunas han nacido para prestar servicios de alto valor añadido que demandaba el mercado, mientras que otras surgen directamente para capitalizar el éxito de una invención propia o, en ocasiones, combinan ambos aspectos.

Este crecimiento exponencial (antes de 2003 apenas había algunos casos aislados de este tipo de compañías) en el número de iniciativas empresariales universitarias tiene luces y sombras. «En países anglosajones ya acumulaban una larga trayectoria cuando en España se mantenían serias restricciones legales y de opinión», apunta el profesor de organización de empresas Rafael Salgueiro, quien añade: «Las trabas legislativas se han solventado con fortuna aunque aún permanece entre muchos universitarios la consideración de que no es propio de un investigador dedicarse a actividades de mercado».

Junto a estos impedimentos ideológicos, uno de los escollos que ha limitado el crecimiento de este tipo de enseñas ha sido la dificultad de hallar financiación en los últimos años. El principal instrumento que ha respaldado a las spin off andaluzas ha sido el fondo público de capital riesgo Invercaria, a los que se han sumado nuevos actores como Caixa Capital Risc (que participa en diez firmas andaluzas). Puntualmente, fondos de otras comunidades como Suanfarma, Inveready o Minerva han apostado por sociedades de la región y, ocasionalmente, hay emprendedores que han logrado despertar el interés de grupos foráneos, como Ingeniatrics (que comparte al 50% la compañía Zyxogen con el grupo de capital riesgo estadounidense Solidus).

Esta escasez financiera ha llevado a algunas de estas pymes a tratar de captar recursos en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB), al que han accedido cuatro empresas andaluzas, tres de ellas surgidas de la universidad: Neuron Biopharma, Bionaturis (especializada en fabricación de vacunas y fármacos mediante la producción de mariposas) y Carbures. María Teresa Aceytuno señala en su obra «La oportunidad tecnológica para crear Spin Offs universitarias» que «falta todavía un modelo claro en la estrategia de incubación de empresas en el seno de las universidades» y detecta también carencias en la dotación de recursos tecnológicos.

Proyectos europeos

Con sus virtudes y sus defectos, el tejido empresarial que han creado estas más de 160 spin offs son un factor importante para impulsar futuras políticas de crecimiento que se apoyen en financiación comunitaria. En los próximos seis años hay en juego 300.000 millones de euros en toda Europa para programas industriales, por lo que Andalucía debe posicionarse para captar fondos y ganar en competitividad.

La Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA) ha hecho un diagnóstico para ayudar a la comunidad a sacar el máximo partido a las seis líneas de financiación prioritarias establecidas por la UE tras estudiar las capacidades científicas andaluzas en cada sector, analizando la producción científica, las patentes, la capacidad formativa universitaria y las áreas de negocio de las spin-offs universitarias .

El informe «Andalucía ante los retos de la Política Industrial Europea 2020» dictamina que hay oportunidades en tres líneas: energías renovables, agroindustria y biotecnología. Las redes inteligentes serían la otra línea en la que Andalucía destaca notablemente (gracias a proyectos como smartcity en Málaga), además de la construcción sostenible y el transporte limpio. El presidente de CTA, Joaquín Moya-Angeler indica que «la financiación europea se plantea sobre las claves de la cofinanciación empresarial y del crédito, algo que las compañías deben tener en cuenta a la hora de planificar sus proyectos, así como la creación de redes público-privadas».

Con el sustrato de empresas de base tecnológica que ya se ha creado, unido a las nuevas oportunidades de la política industrial europea y a la mejora de la situación económica, es probable que los mayores éxitos de las spin offs andaluzas estén por llegar en los próximos años.