LA ALEGRía, de luto

Fallece la cantaora gaditana Mariana Cornejo

Muere Mariana Cornejo, maestra de las alegrías y las cantiñas con una carrera tardía que apenas hizo justicia a su talentoGrabó su primer disco a los 41 años y la popularidad le llegó casualmente por la televisión, pero tras el cliché estaba una voz profunda e irrepetible

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Mariana Cornejo ha fallecido ayer a los 66 años. Su muerte es la única tristeza que ha contagiado una divulgadora de la alegría, la flamenca y la vital. Mariana Cornejo falleció en la tarde de ayer a los 66 años de forma repentina e inesperada. Aunque arrastró distintas dolencias crónicas durante décadas, nada hacía prever su repentina muerte que cierra una etapa intermedia del flamenco de Cádiz, equidistante entre los maestros mayores (con su adorado Chano Lobato al frente) y figuras más jóvenes. En ese espacio intermedio, apenas Mariana, Carmen de la Jara y Juan Villar mantuvieron alta la bandera de uno de los feudos históricos del cante.

Mariana de Cádiz nació en 1947 a medio camino entre La Viña y el Mercado, en Pasquín o la Cruz Verde según la fuente de documentación consultada. Vocacional y predestinada, vivió junto al flamenco desde cría gracias a su tío Canalejas de Puerto Real. Admiradora de la Paquera de Jerez (llegaron a presentarla como 'Paquera Chica' o 'Paquera de Cádiz') probó como tantos en concursos y programas de radio pero con la ventaja de tener un talento indisimulable. Descubierta casualmente -mientras cantaba en casa remedando a Juanito Valderrama- por el pianista Carlos Domínguez, ganó en el Teatro Falla uno de esos certámenes y ya empezó a recorrer escenarios, festivales.

Muchos años de parón

Sin embargo, presa de las costumbres sociales de su época, su padre le impidió viajar a Madrid, mucho menos a América, donde la reclamaban figuras como Aurelio Sellés. Despuntó como prometedora estrella infantil pero su carrera se detuvo después. Le llegó el matrimonio y la maternidad. Quizá por decisión personal, quizás por la costumbre de la época que le tocó vivir, apostó por la familia, se volcó en ella y eran tiempos en los que no se estilaba tratar de compaginar el mundo doméstico con una carrera profesional.

Tanta fue su discreción que no grabó su primer disco hasta los 41 años, ya en 1988, con la discográfica Pasarela: 'Cosas de Cai', un homenaje a los barrios de su querida ciudad. Pese a retomar tarde su trayectoria, ya nunca paró, nunca dejó de hacer y disfrutar, con un carácter vitalista contagioso.

Vendrían más discos como 'Fiesta en Cai' y 'Dos mundos cantan', un trabajo colectivo con artistas con los que compartió flamenco y amistad. La mayor popularidad, sin embargo, le llegó de forma anecdótica. Un anuncio de televisión, una promoción de un producto como la lejía la convirtió en un rostro familiar en toda Andalucía. Fue de esas casualidades sin explicación. Todos los niños, miles de personas, canturreaban lo que decía en el spot. Ella misma no se lo explicaba: «Desde ese momento, todo fue rodado. Tuve reconocimientos, grabé discos y empezaron a sucederse las actuaciones», admitía en una entrevista en 2009. Ya se hizo habitual de programas especializados y festivales de renombre.

Mucho más que alegría

Los expertos la definen como una maestra, con pocas comparación posible, de recovecos del flamenco tan complejos como la soleá o las cantiñas, además de las inevitables alegrías por chuflillas, pero su mayor celebridad acabó por ser accidental. Sus circunstancias vitales impidieron que tuviera una carrera más larga y, sobre todo, un reconocimiento mayor a su talla flamenca, infinitamente mayor que la simpatía y la gracia.

Eso sí, se lleva el amor de su ciudad por ser cercana, carente de presunción y vanidades. Fue una cantaora de su casa y de su tierra que pocos, lejos de su tierra, alcanzaron a tasar. Quizás ahora que se ha ido, como sucede tantas veces, su figura artística alcance la dimensión que los iniciados le otorgaban.

FOTOS: Mariana Cornejo, una vida de arte