CÁDIZ

Cádiz estudia celebrar en 2017 el tricentenario de su esplendor

En 1717 llegó la Casa de Contratación que convirtió su puerto en eje comercial básico a escala mundial durante más de cien años

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Tres siglos le dan la vuelta a la Historia. Si ahora la capital gaditana vive la polémica por la presunta apropiación que Sevilla hace de su, casi única, fuente de prosperidad económica y comercial, 300 años antes sucedió lo contrario. En estos últimos meses, instituciones y profesionales de Cádiz han debatido sobre la implantación de una Zona Franca hispalense que podría eclipsar a la de Cádiz. Esa tensión se suma al dragado del río Guadalquivir, que serviría para desviar tráfico marítimo hacia Sevilla, o la competición por atraer cruceros turísticos entre una ciudad histórica pero modesta y una potencia monumental de primer orden en Europa. El conflicto se resume en una frase: ambas ciudades se disputan la riqueza que llega del mar.

El próximo 2017 se celebrarán 300 años del momento en el que la riqueza hizo el recorrido a la inversa, desde Sevilla hasta Cádiz. La Casa de Contratación -ese inmenso remedo de multinacional precoz que creó la Corona de España para gestionar el caudal de riqueza que se topó en Las Américas- llegaba a la capital gaditana desde la hispalense. Esa institución fue creada en 1503 por Isabel la Católica.

Una 'oficina' irrepetible

Su sede original, y durante 214 años fue Sevilla. Por esa oficina, rudimentaria en los métodos pero histórica en cuanto a influencia y volúmenes de negocio, pasaron ingentes cantidades de metales preciosos, documentos, dineros y mercancías que por entonces tenían casi el mismo valor. Lejos de ser una simple caja registradora, aglutinó con el tiempo funciones científicas y académicas. Evolucionó hacia fundamental archivo bibliográfico, centro de vanguardia en navegación y cartografía o centro de capitales decisiones políticas. De hecho, aún hoy, el Archivo General de Indias, heredero de esa Casa, conserva en Sevilla unos 80 millones de documentos, la mayoría insustituibles.

Dos siglos después de su creación, cuando era una herramienta gigantesca y básica en el mayor imperio del planeta, la misma Corona que fundó la Casa de Contratación decidió trasladarla a Cádiz. En tres años se cumple el tricentenario y si se quiere celebrar de alguna manera, la ciudad entra en la cuenta atrás. Curiosamente, en aquel 1717, se trasladaba la Casa de Contratación a Cádiz por motivos que resultan familiares y contemporáneos. Los muelles fluviales del río eran ya incómodos e insuficientes para tanto tráfico. La sedimentación ponía las cosas más difíciles cada año a un mayor número de barcos. Cádiz ofrecía un calado infinitamente mayor, mayores facilidades de acceso y atraque. Se impuso el sentido común.

La mayor

Cádiz se convirtió en sede de la mayor institución económica del mundo en aquella época y vivió su etapa de mayor riqueza, de prosperidad máxima, según coinciden en señalar historiadores, estudiosos y docentes.

Convertida en eje comercial imprescindible entre dos continentes, al pequeño itsmo gaditano se acostumbraron a llegar (hasta finales del siglo XIX) mercancías de todo tipo, desde plata, tabaco y especias a vino, alimentos o tejidos, de ideas políticas, personalidades, empresarios ricos que se arruinaron o arruinados que se enriquecieron a los adoquines que llegaban como lastre y los apellidos extranjeros que aún hoy salpican su padrón.

Eso sí, la sede oficial gaditana duró mucho menos que la antecesora sevillana. Sólo 73 años. En 1790 se eliminó la Casa de Contratación, que carecía de sentido desde que doce años antes se abrió el permiso para comerciar a cualquier empresario particular, fruto de las primeras influencias liberales. El final del monopolio de la Corona de España no supuso el de la prosperidad para Cádiz puesto que muchas de esas empresas particulares mantuvieron durante más de un siglo el hábito de partir, atracar o hacer escalas en la capital gaditana.

Algunos historiadores y amantes de la Historia gaditana ya hablan de crear un programa conmemorativo. El Ayuntamiento de Cádiz abordó esta cuestión en la última reunión de la Comisión del Bicentenario como una posibilidad a estudiar, sin concretar, sin compromisos. Quedan tres años, breve cuenta atrás, para confirmarlo.