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El Ejército frena la ira islamista

Una nueva jornada de protestas deja al menos 70 muertos en el país, mientras los Hermanos Musulmanes convocan a continuar la lucha en la calle

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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Miradas al cielo. El rumor de que hay francotiradores apostados en los edificios que rodean la plaza de Ramsés, donde se encuentra la estación de ferrocarril de El Cairo, corre entre los miles de simpatizantes de Mohamed Mursi que acuden a la oración a la mezquita de Al-Fatah. Este lugar fue el elegido por los Hermanos Musulmanes como el nuevo centro de reunión tras los brutales desalojos de las plazas de Rabaa al-Adawiya y Al-Nahda y hasta allí se dirigieron decenas de marchas de las mezquitas más próximas tras el rezo del mediodía.

Cuanta más gente llegaba mayor era el clamor popular y la ira contra los militares por la muerte de más de 600 personas el miércoles, una tensión que explotó cuando un grupo de manifestantes intentó asaltar una comisaría vecina, según las fuerzas de seguridad, lo que desencadenó unos choques que duraron todo el día y costaron la vida a decenas de personas, 50 según la Hermandad citando fuentes del hospital Helal. Los agentes del orden tienen luz verde para usar sus armas de fuego y no dudaron en hacerlo una vez más.

La sangre corrió en El Cairo y en Egipto dejando al menos 70 muertos. Tanta violencia en tan corto espacio de tiempo parece haber inmunizado a los partidarios del depuesto presidente, que están «listos para lo que sea». «Antes de venir me he despedido de mi mujer e hijos y les he dejado al cuidado de mi hermano. ¿Qué más nos pueden hacer?», se preguntaba el abogado Abdel Mohsen Semari, llegado desde la provincia de Munifiya para orar en Al-Fatah. Con los ojos llorosos, el veterano letrado explicaba que en las últimas 48 horas había intentado sin éxito recuperar el cuerpo de su sobrino Hisham Shauki, de 17 años, desaparecido desde el desalojo de la acampada islamista del miércoles. A su lado el también abogado y amigo Mohamed Kamel no podía creer lo que ocurría. A diferencia de Shauki nunca había asistido a una concentración de los partidarios de Mohamed Mursi, «pero esta vez estaba obligado después de lo ocurrido el miércoles. Esa carnicería no puede dejar a nadie indiferente». Una posición poco extendida en una sociedad absolutamente polarizada entre partidarios y detractores de la Hermandad.

El 'viernes de la ira', como lo bautizaron los Hermanos Musulmanes, provocó auténticas batallas campales en distintos puntos de una capital absolutamente militarizada en sus barrios más importantes, no así en las zonas del extrarradio, y se extendió también a otras ciudades del país. En Alejandría, cinco personas murieron y 15 resultaron heridas en enfrentamientos entre policías y seguidores de la Cofradía, y en Fayum, al sur de la capital, los choques se saldaron con al menos cinco muertos, según fuentes oficiales. En los choques murieron también al menos 24 agentes de la Policía, según un portavoz de los servicios de seguridad, lo que eleva a 67 los agentes fallecidos desde el desalojo de dos campamentos islamistas en El Cairo.

Los manifestantes empiezan a usar más armas de fuego y en los choques se cruzan las balas en ambas direcciones en unos frentes caóticos, lo que hace la situación en las calles cada vez más peligrosa. Antes de la entrada en vigor del toque de queda a las siete de la tarde, la Cofradía emitió un comunicado advirtiendo de que el derramamiento de sangre «aumentará la insistencia del pueblo egipcio para acabar con el sangriento golpe militar» y señaló que nunca Egipto ha vivido una tragedia similar, creada «por parte de los más peligrosos enemigos». La Cofradía señaló que nunca Egipto ha vivido una tragedia similar, creada «por parte de los más peligrosos enemigos» y comparó la decisión de las autoridades interinas de permitir abrir fuego contra los manifestantes con las respuestas de «Muamar Gadafi o Bashar el-Asad».

Tahrir, blindado

Con choques en Ramsés y sonidos de disparos en diferentes zonas, Ejército y Policía blindaron Tahrir para evitar un posible intento de los seguidores de Mursi de aproximarse a la emblemática plaza del centro de El Cairo. «Hay que evitar a toda costa que vuelvan a consolidar una acampada y mucho menos en Tahrir», aseguraron a este medio fuentes del equipo de seguridad que custodiaba el lugar, unidades fuertemente pertrechadas y con subfusiles de asalto listos para abrir fuego.

Todo es necesario para hacer frente al «complot terrorista malintencionado» de los Hermanos Musulmanes, aseguró un comunicado emitido al final del día por las autoridades interinas, que volvieron a defender el trabajo de sus fuerzas armadas frente a las críticas internacionales por el uso desproporcionado de la fuerza. «El Gobierno afirma que sus miembros, las Fuerzas Armadas, la Policía y el gran pueblo de Egipto están unidos para combatir el complot terrorista malintencionado urdido por los Hermanos Musulmanes», aseguró el comunicado del gabinete del primer ministro, Hazem Beblaui.

Tras unas primeras críticas tibias pese al gran número de civiles muertos, en los próximos días Europa podría adoptar sanciones contra Egipto. El presidente francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, pidieron «que los ministros de Relaciones Exteriores de la UE se reúnan rápidamente, la semana próxima, para analizar la cooperación entre la Unión Europea y Egipto y elaborar respuestas comunes», una reunión que se celebrará el lunes.