Susana Díaz, de verde en el centro, ayer en Antequera rodeada de simpatizantes. :: ÁLVARO CABRERA
ANDALUCÍA

Susana Díaz: «Quiero ser candidata para prestigiar a la política»

Más de mil personas arropan su presentación en Antequera a las primarias socialistas

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Susana Díaz presentó su candidatura a las primarias socialistas ayer en Antequera arropada por un millar de personas y en medio de una gran expectación. El suyo pareció más un discurso de candidata a presidenta que de aspirante a ser candidata. Aún debe reunir 6.860 avales que le den pasaporte a las verdaderas primarias, aunque a tenor de lo que se vio en el salón abarrotado de cargos orgánicos del partido y hasta cuatro consejeros de la Junta no parece que vaya a tener problemas. Algunos opinan que hace días que los tiene asegurados.

Lo más novedoso de su presentación fue que hablara de ella misma en un mitin. Susana Díaz quiso aparecer humilde, pero sin complejos. No mencionó a su rival en estas primarias, Luis Planas, pero insistió en su juventud -«voy a pedir vuestro aval porque soy una mujer fuerte y joven»-, en una clara alusión al consejero de Agricultura, 22 años mayor que ella.

Además de joven, Díaz se presentó como una mujer «socialista, muy de izquierdas», «de familia trabajadora» -su padre es fontanero- « y con espíritu «rebelde», calificativo que pronunció varias veces. Lo hizo para rememorar la Antequera preautonómica, donde se firmó el pacto que abrió el camino a la autonomía, mencionando a Rafael Escuredo, pero olvidándose de Plácido Fernández Viagas, verdadero artífice de aquel acuerdo. «Como en los años 80 nos toca el cambio, nos toca desde Andalucía», enfatizó.

Honestidad

Díaz reivindicó la política como un ejercicio honesto, deplora a los que entran en ella para aprovecharse de su partido, en alusión velada a los ERE. Dijo que los socialistas «somos gente honrada y honesta», y que comprende la desafección que los ciudadanos tienen hacia la política y cómo esta ha sido degradada. Pero no se arredra ante este desapego a los políticos. Ella, que se jacta de haber vivido siempre de la política frente a los que la critican por ello, dentro y fuera del partido, quiso transmitir que puede cambiar la opinión de los ciudadanos. «Quiero ser candidata para prestigiar la política», se comprometió. Para ello defendió su trayectoria en la parroquia de su barrio, en el Ayuntamiento como concejala y en su partido. «Soy una mujer de partido», insistió. «Voy a protagonizar nuevos tiempos», fue otro de sus mensajes.

A Díaz, desde luego, se le vio tranquila, enérgica y con un discurso muy meditado, trufado con reivindicaciones de los 80, cuando las victorias socialistas de Rafael Escuredo y Felipe González, tiempo en el que la aspirante era una niña, y con vistas al futuro que desea protagonizar. Quiso transmitir seguridad a su partido, un PSOE sumido hoy en un agujero después de perder todas las elecciones, incluidas las andaluzas aunque gobierne en la Junta de Andalucía con el apoyo de IU.

Entre los mensajes que lanzó a su partido destaca el de la llamada a la unidad, un mensaje muy de manual de todos los líderes o de los que aspiran, como ella, a serlo. «Tenemos la oportunidad de la unidad del PSOE después de mucho tiempo, a eso me voy a entregar», dijo.

Díaz, que fue secretaria de Organización de un PSOE dividido tras la marcha de Chaves, se le reconoce la habilidad de haberse granjeado la simpatía en estas primarias de la mayoría de los dirigentes provinciales. Ayer le acompañaron en Antequera los de Málaga, Granada, Almería, Córdoba y Cádiz -Jaén, la que más se le resiste, envió a un cargo de la ejecutiva-. Ella es secretaria provincial de Sevilla. Tanta presencia orgánica demuestra el control que ejerce sobre el aparato del partido con la ayuda importante de Mario Jiménez, ausente en Antequera lo mismo que Griñán por decoro político. Han decidido guardar las apariencias y no exteriorizar sus simpatías para salvaguardar la neutralidad.

No solo el poder orgánico, también el institucional apoyó con su presencia su estreno en las primarias. En la presentación estuvieron los consejeros de Economía, Antonio Ávila; Cultura, Luciano Alonso; Justicia, Emilio Llera; y Educación, Mar Moreno, además del portavoz de la Junta, Miguel Ángel Vázquez, y del portavoz del Parlamento, Francisco Álvarez de la Chica.

Antes de entrar al hotel puso a prueba su voluntad de aguante como presidenta in pectore. Le aguardaban en las puertas del hotel trabajadores de Isofotón y de una guardería con pancartas de protesta. Ella habló con todos. Entró al establecimiento con el secretario provincial del PSOE de Málaga, Miguel Ángel Heredia, y el delegado de la Junta, José Luis Ruiz Espejo, dos activos apoyos en la provincia, y fue novedosa la presencia de su marido, José María.

Todo en un tono presidencial, muy de primarias americanas. Hasta la elección de un hotel de cuatro estrellas, el Antequera Golf, daba pinta de ello. Su coste, 2.900 euros por una tarde, fue criticado sutilmente por Luis Planas. Los suyos aseguran que se paga con aportaciones voluntarias de los militantes. Lo dicho, muy americano.