La descarga del 'Boss'

Llegó el día B. A las nueve de la noche se alzará el telón en el campo de fútbol de El Molinón, en Gijón, a una noche de rock'n'roll que, si las previsiones no fallan, se prolongará durante más de tres horas. Antes, a las seis de la tarde, se abrirán las puertas y quienes hacen cola desde hace días tendrán la pulserita que les acredite como privilegiado público de primera fila.

A esa hora, a las seis, se pondrá punto y seguido a una tarea que ocupa a unas ochocientas personas que se afanan en que todo esté listo para que la E Street Band toque, Bruce cante y el público disfrute en su único concierto en España. A esa hora, a las seis, Bruce y sus chicos estarán ya en El Molinón desde hace unas tres horas aproximadamente. Springsteen continuaba ayer descansando en San Sebastián y no será hasta hoy cuando tome el vuelo que le conducirá hasta Asturias. Todo indica que su aterrizaje se producirá al mediodía. Es corto el trayecto desde la capital guipuzcoana, en el que Bruce estará acompañado por su madre, su hermana, su sobrina y los músicos de la E Street Band.

Una vez tome tierra en Asturias, se dirigirá hacia El Molinón escoltado por la Polícia. La idea es estar allí sobre las tres de la tarde para realizar la prueba de sonido. En su primer concierto en Gijón, Bruce hizo un 'sound check' larguísimo que dejó perplejas a las pocas personas que fueron testigos de aquel miniconcierto; hace diez años, hizo sonar un par de canciones antes de retirarse al camerino.

Springsteen verá El Molinón vacío pero perfectamente preparado para acoger su espectáculo después de varios días de trabajo intenso. Ayer fue el momento de instalar todos los elementos de producción que viajan con Bruce en la gira 'Wrecking Ball'. Llegaron de Holanda a última hora del lunes y los técnicos estadounidenses que viajan con el 'Boss' se encargaron de su instalación durante la jornada de ayer. El trabajo se prolongará esta mañana, cuando está previsto que se den los últimos retoques.

Tras la prueba de sonido, Springsteen dedicará el tiempo a descansar y puede que a preparar un 'set list' que seguramente se saltará a la torera a las primeras de cambio para atender las peticiones de sus fans. Es imprevisible saber cómo será el concierto, más allá de afirmar con convicción casi total que sonarán una serie de canciones que siempre repite en esta gira. Son las siguientes: 'Born to Run', 'Badlands', 'Tenth Avenue Freeze Out', 'Wrecking Ball', 'Death to my Hometown', 'Shackled and Drawn' y 'Dancing in the Dark'. A partir de ahí, las variaciones son infinitas. Pero, de continuar con la línea de anteriores actuaciones en Europa, hay un elevadísimo porcentaje de posibilidades de que interprete un álbum completo. En este punto las opciones son tres: 'Born to Run', 'Darkness on the Edge of Town' y 'Born in the USA'. En sus últimas citas en Gran Bretaña y Holanda han sonado los dos primeros.

Segunda parte de la gira

Desde que en marzo comenzara esta segunda parte de la gira, Springsteen y su banda han hecho sonar más de un centenar de canciones de todos sus álbumes de estudio y también un buen número de versiones de otros grupos. Es más, sus fans saben que nunca se puede descartar un guiño local. En Bilbao en 2009 arrancó con las notas de 'Desde Santurce a Bilbao'. Pero el repertorio dependerá de cómo se sientan en escena el Boss y sus chicos y también de las peticiones que el público lleve impresas en grandes carteles que ponga ante sus ojos.

'Johnny 99', 'Growing Up', 'For you', 'I Wish you Where Blind', 'Brilliant Disguise', 'Rosalita' podrían sonar, como así ha ocurrido en algún momento del tour, aunque en realidad tienen muchas más papeletas otros temas como 'Thunder Road', 'The River', 'Waiting on a Sunny Day', 'Born in the USA' o 'Because the Night', más comunes en estos directos sin normas. Se trata de ofrecer auténticas descargas eléctricas y también versiones acústicas de tono intimista, de dar juego a la banda, de dejar que Nils Lofgren se luzca con su guitarra, que Steve Van Zandt haga lo propio, que Roy Bittan ponga el inconfundible sello de su piano, que Max Weimberg le pegue fuerte a las baquetas, que Jake Clemons recuerde con su saxofón a su tío Clarence. Pero, sobre todo, que los momentos especiales los vivan quienes escuchan, bailan y disfrutan con su música.