MUNDO

Los 'grillinos' se desmadran

La formación degenera con la expulsión de una senadora por criticar a Grillo, se divide por sus reglas y se pierde en debates estériles Crece el malestar en Italia contra el movimiento de protesta que sedujo a los descontentos en las pasadas elecciones

ROMA. Actualizado: Guardar
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A Beppe Grillo y su partido, el Movimiento Cinco Estrellas (M5S), les tiene muchas ganas todo el mundo, eso está claro. Son una amenaza para el sistema, desde que en febrero se convirtieron en el primer partido, votado por nueve millones de italianos deseosos de una limpieza en la política. Casi toda la prensa de derecha a izquierda les sacude a la mínima y exalta sus problemas. Pero también es indudable que Grillo y los 'grillinos' se lo ponen cada vez más fácil. Lo último ha sido la expulsión de Adele Gambaro, una senadora que cometió el pecado de criticar al cómico carismático.

Ya hubo otra expulsión por ir a programas de la tele, otro dogma sacro que pretende evitar la tentación del protagonismo, y entretanto otros tres parlamentarios se han largado hartos de cosas como esta. La última, que eleva a cinco el número de bajas del M5S en tres meses, otra senadora, Paola De Pin, que el viernes dimitió en solidaridad con su colega depurada: «El peligro es que ahora nadie quiera expresar su desacuerdo por miedo a las consecuencias y lleguemos a la autocensura». La sensación es que los 'grillinos', en su obsesión por la pureza, tienen tics de secta o son un poco infantiloides, y que pueden degenerar en un gurú mesiánico autoritario que no se ve, que no está en el Parlamento y que imparte directrices inviolables a través de Internet a un grupo de pardillos.

Era cuestión de tiempo que llegara el bajón de un movimiento nuevo formado por jóvenes inexpertos y que tantas expectativas ha despertado. Ha llegado esta semana con el proceso interno a Gambaro. El fundador ordenó echarla y el lunes se organizó una votación entre los diputados del grupo para decidir si era expulsada. Fue un psicodrama de siete horas que concluyó con 79 votos a favor, 42 en contra y 9 abstenciones, pero hay que sumar 30 ausentes, síntoma de un malestar. Sale un grupo partido en dos, y ya circulan las etiquetas de 'talibanes' y 'disidentes'. Y con una imagen de purgas estalinianas y de perder el tiempo en tonterías.

El veredicto de 'la Red'

Además luego debió refrendar la decisión 'la Red', que estos chicos mencionan así, con tono totémico, y la usan para todo, con retransmisión en directo de aburridísimas reuniones. Votaron 19.000 de los 48.000 inscritos al M5S, y el 65% dijo que se tenía que largar. Pero lo cierto es que se están perdiendo en pequeñeces, porque les votaron nueve millones de personas, huyendo de los partidos tradicionales, para que por fin cambiaran las cosas. Sin embargo se están extraviando en las tópicas calamidades de la política italiana: corrientes, individualismos, escisiones, reglamentos, oportunistas... Y lo peor que les puede pasar es que empiecen a ser otro partido más.

Sus primeras polémicas fueron por cómo organizar el reembolso de las dietas, porque uno de sus estandartes era el fin de los privilegios de la 'Casta' de políticos de toda la vida. Habían prometido un sueldo mínimo, pero hubo quejas porque a muchos nos les llegaba. Mañana es el día fijado para devolver el dinero del primer trimestre, y los mal pensados creen que es ese el motivo del auge de las deserciones. No obstante, la catarsis de esta semana parece haberles convencido de que así no se puede seguir y el propio Grillo ha moderado los tonos. Si no, cada vez que uno dé una entrevista estallará una crisis.

Estas rencillas eclipsan, y los medios también se encargan de ello, intenciones loables. Los 'grillinos' cobran 10.000 euros brutos y aceptan solo la mitad, unos 3.000 netos. Luego están los 8.000 de gastos, que contabilizan escupulosamente con recibos que 'la Red' puede controlar. El M5S también ha rechazado los 42 millones de euros que le tocaban de financiación pública. Mientras los demás se repartirán alegremente, como siempre, 117 millones por la cara. Letta ha prometido el fin de la financiación pública en 2017, pero habrá que verlo.

Quizá lo que pasa son inevitables traspiés técnicos, pero en todo caso Grillo ha ido perdiendo la brújula. Empezaron triunfantes jugando demasiado duro con el PD, vencedor pírrico de las elecciones, y le negaron su apoyo, aunque el líder demócrata, Pierluigi Bersani, tampoco hizo nada por seducirles. Cuando a Grillo se le bajaron los humos ya era tarde.

Un Gobierno de PD y Grillo podía tener más posibilidades de cambio para Italia, pero a nadie le interesaba. Tampoco a Grillo, que esperaba lo que ha ocurrido: una alianza contra natura del PD con Berlusconi que hundiera a ambos. El caso es que este invento precario resiste, con el hallazgo de Enrico Letta como estoico primer ministro, y quien se está desgastando es Grillo. Es una carrera a ver quién llega menos desastrado a las elecciones, que sin duda se adelantarán. Probablemente cuando le interese a 'Il Cavaliere'.