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EE UU y los talibanes inician las negociaciones de paz

La reunión se celebrará mañana en Catar, mientras la OTAN devuelve la seguridad de Afganistán a sus fuerzas armadas

ESTAMBUL. Actualizado: Guardar
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Washington tiene prisa por pasar la página de doce años de guerra en Afganistán. El mismo día en que la OTAN anunció la transferencia oficial de la seguridad en todo el país asiático a las fuerzas afganas, funcionarios estadounidenses y talibanes confirmaron el reinicio de las conversaciones de paz en Catar, que serán lideradas por los representantes del Alto Consejo para la Paz que enviará Kabul, según anunció Hamid Karzai. EE UU fija la «paz y reconciliación» como objetivos clave para un proceso en el que la única condición previa es «el compromiso por parte de la insurgencia de no usar Afganistán como base para atacar a otros países». La primera reunión entre estadounidenses y talibanes tendrá lugar mañana y después llegará el turbo para los enviados de Kabul, adelantaron desde la Casa Blanca.

El portavoz talibán, Zabiula Muyahid, confirmó la disposición del grupo al diálogo y anunció que la oficina en Doha servirá para «negociar y mejorar las relaciones con otros países, apoyar una solución pacífica en un Afganistán donde la ocupación toca a su fin, reunirse con el Gobierno de Kabul, atender a organizaciones no gubernamentales y hacer las veces de centro de prensa». Pese a su oposición pública durante meses a la apertura de esta oficina porque «al estar en el extranjero abre las puertas a la injerencia foránea», Karzai pidió a «nuestros hermanos talibanes» que las conversaciones se trasladen lo antes posible a suelo afgano.

«La idea de que Afganistán iba a estar ocupado por tropas extranjeras que se quedarían eternamente en el país ha sido uno de los principales pretextos que han usado los talibanes y otros grupos para reclutar a sus combatientes», declaró Masoon Stanikzai, secretario del Alto Consejo de la Paz, para quien el anuncio de la transferencia de seguridad a las fuerzas afganas quita argumentos a la insurgencia y abre las puertas a una salida dialogada.

350.000 militares

El repliegue de la OTAN está cumpliendo los plazos previstos. Quedan unos 100.000 soldados en Afganistán, pero para finales de 2014 habrán salido del país. Tras la transferencia de seguridad de los últimos 95 distritos a las fuerzas afganas, los próximos meses su labor se limitará a dar apoyo en ocasiones puntuales y, sobre todo, a intensificar la formación de los 350.000 militares, paramilitares y policías afganos encargados de recoger el testigo de la misión internacional.

El secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, presente en la ceremonia de transferencia de poderes, calificó el momento de «histórico» y subrayó el simbolismo y la importancia que tiene para los ciudadanos «ver a sus propios soldados al frente de la seguridad del país». Rasmussen recordó que 2014 no supondrá una ruptura total con las autoridades afganas ya que «estamos planificando con nuestros socios una misión nueva y diferente». La nueva oficina de los talibanes y la transferencia de la seguridad eclipsaron un nuevo atentado ocurrido en Kabul. Tres civiles perdieron la vida tras un ataque dirigido contra Mohamed Mohaqeq, líder de etnia hazara y señor de la guerra, que salió ileso.