ABRAHAM PAZ

El maravilloso mundo del twitter –no sólo respeto, sino que admiro a todo aquel que no sepa ni lo que es–, al que un servidor se ha entregado de una forma que roza –sino lo supera– el límite del ‘frikismo’, puso el pasado jueves a Abraham Paz en la órbita del Cádiz. ‘Tuits’ –dícese de un mensaje que no puede sobrepasar la barrera de 140 caracteres– llegados desde Sabadell, donde ha jugado este año el portuense, comentaban la posibilidad de un trueque entre el central y Carlos Álvarez. Rápidamente, esto es muy normal en esta red social, el tema pasó a ser comentado ‘a cascoporro’. Vamos, que más de uno ya veía a Paz correteando por el césped de Carranza vestido de amarillo.

Del tirón, pronto comenzaron a dividirse los cadistas. Muchos de estos, incluso, aseguraban que el portuense se habría hasta ofrecido, algo que ayer mismo desmintió el protagonista en ‘La Jugada’ de Canal Sur. Pero vayamos al grano, a lo que importa, al chismorreo puro y duro, al debate. ¿Gustaría al cadismo el regreso de un jugador que triunfó y fracasó de amarillo al mismo tiempo que metía la pata con sus declaraciones? La respuesta, como casi siempre en este deporte, la tendría el terreno de juego. Si Paz hiciera en Segunda B la mitad de lo que hizo en sus inicios, más de uno cambiaría los pitos por los vítores. La edad, seguramente, le habrá hecho madurar. Y aunque siempre habló con la verdad por delante, había cositas que hubiera quedado mejor que las hubiera dicho ‘off the record’, que es lo que hacen todos los profesionales.

Es lógico que muchos cadistas renieguen de Paz, que no lo quieran ver ni en pintura. Pero seamos serios, si lo que se quiere es ascender a Segunda, el perfil del gaditano vendría que ni pintado. Veterano, que ha pasado por Primera y se ha consolidado en Segunda y conocedor de la casa. Hoy por hoy, Abraham Paz sería un lujo para un club de Segunda B. Otra cosa es que se lo pueda permitir.

Pues nada, hasta otro bulo...