El líder del UKIP, Nigel Farage, celebra en un pub los resultados de su partido en las elecciones locales de Inglaterra. :: BEN STANSALL/ AFP
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Los euroescépticos amenazan a Cameron

El UKIP, muy crítico con la inmigración, araña votos a la formación del primer ministro en las elecciones locales

LONDRES. Actualizado: Guardar
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La población de Reino Unido ha tenido tres días de sol tras un invierno largo y duro y el lunes es festivo. Pero antes de buscar el solaz del buen tiempo, los votantes en las elecciones de concejales en 34 consistorios de Inglaterra y Gales hicieron brotar en el paisaje un malestar extendido con la situación del país y sus grandes partidos. El UKIP (Partido por la Independencia de Reino Unido) nació en 1993 en torno a un grupo de gente tradicionalmente conservadora, entre los que destaca un líder populista, Nigel Farage, el multimillonario Paul Sykes, que lo financió durante su primera década, y académicos y economistas opuestos entonces al Tratado de Maastricht.

No querían una Europa federal pero cuando esa amenaza ha desaparecido del horizonte británico, el UKIP logró en las elecciones municipales el 23% de los sufragios, dos puntos por debajo de los conservadores, a seis de los laboristas y nueve por encima de los Liberal-Demócratas. Ganó 147 concejales en concejos en los que tenía 7. El resultado no tiene precedentes. El mismo partido ya logró el 15% en los comicios europeos de 2009, lo que llevó a Farage y a otros diez candidatos a Estrasburgo. Pero un año después, en las generales, el recuento dejó al partido con el 3,1% y ningún diputado en los Comunes. ¿Se trata de 'un cambio de marea' como dijo ayer Farage o de otro espejismo? El análisis sumario de los resultados sugiere que el UKIP ha robado votos especialmente a conservadores y liberal-demócratas. Pero es difícil hacer comparaciones sin un estudio detallado de las circunstancias locales, porque la participación fue del 31%, diez puntos más baja que hace cuatro años.

En lugares donde el partido logró muy buenos resultados, como Lincolnshire -ha pasado de no tener representación a 16 concejalías-, la queja es la excesiva inmigración. En algunas áreas de la comarca, ha aumentado un 15% en la última década. El florecimiento del UKIP refleja lo que dicen los sondeos y confirma lo que mantiene el multimillonario Lord Ashcroft, que financió sus propias muestras de opinión durante la campaña de 2010 y luego se alejó agriamente de Cameron. No es la cuestión europea la que desplaza el voto conservador hacia el UKIP sino el malestar por la inmigración y el abuso por extranjeros del sistema de la seguridad social.

Cameron señaló ayer que trabajará duramente para ganar a los votantes huidos. Pero fue un diputado y viceministro conservador, Grant Shaaps, quien detalló mejor la tarea. Dijo que la inmigración ha sido reducida en un tercio, que se ha iniciado un fuerte recorte de subsidios. El diputado señaló que el Gobierno ha empezado la tarea que la población desearía pero que hace falta tiempo para que cuaje y se perciba.

Todos atrapados

¿Tiene tiempo el Gobierno? Sus planes han sido desbaratados por la profundidad de la crisis. Su objetivo era recortar déficit y deuda de tal modo que la iniciativa privada floreciese en el final de su mandato, que expira en 2015. Eso daría tiempo también a los Liberal-Demócratas para distanciarse de una coalición que podrían presentar como un sacrificado acto de responsabilidad ante las necesidades de la nación. Nada de esto ocurrirá en los dos próximos años. El líder lib-dem, Nick Clegg, ya ha advertido de que los conservadores se deslizan hacia la derecha por su preocupación por el voto al UKIP. Los laboristas, por su parte, celebran tímidamente una recuperación electoral que no les da ninguna certeza de que podrán formar un Gobierno futuro.

El sistema político británico vive una sacudida cuya fuerza no se repetirá en unas elecciones generales con sistema mayoritario, pero que podría complicar la formación de Gobierno si el UKIP logra lo que Farage marcó ayer como su objetivo, aprovechar el establecimiento de bases locales para lograr algunos diputados en el próximo Parlamento.