Inaki Urdangarin, en una imagen de archivo. :: REUTERS
ESPAÑA

Un cuñado del duque dice que le sale caro que sus hijos simulen el empleo

El contable de Nóos le prometió «hablar con Iñaki para solucionarlo todo» y «arreglar lo que os haya tocado pagar de más (a Hacienda)»

MADRID. Actualizado: Guardar
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Dos series de correos electrónicos cruzados en 2009 entre el contable de la red de empresas de Nóos, Marco Tejeiro, y uno de los cuñados de Iñaki Urdangarin, Carlos Gui, ponen al descubierto parte de los manejos presuntamente realizados por el duque y su exsocio, Diego Torres, para simular que sociedades como la inmobiliaria Aizoon tenían empleados y actividad -cuando según los análisis policiales no es cierto-, y así poder justificar el trasvase hacia ellas de fondos obtenidos por la fundación sin ánimo de lucro en sus contratos con las administraciones públicas.

El contenido de los ocho mensajes encaja en la parte de la investigación judicial que trata de determinar si Urdangarin, en connivencia con Torres, utilizó a su sobrino Jan Gui -hijo de Carlos Gui- y a otros miembros de la familia para dar de alta en la Seguridad Social a casi una decena de personas, a las que se pagaban salarios de entre 400 y 600 euros por no hacer nada, para simular una infraestructura para Aizoon o Nóos Consultoría que justificasen su facturación. Entre estos empleados ficticios, varios de los cuales ya han confesado el engaño y el cobro de dinero negro en sobres en el juzgado, estarían también, además de Jan, su hermano Lucas y su hermana Lucía, que, sin embargo, tendrían una nómina.

En el primero de los correos incluido en el sumario, con fecha 29 de junio de 2009, Carlos Gui reprocha a Tejeiro que en 2008 el grupo Nóos, para cumplir sus necesidades, comunicó a Hacienda unas nóminas de dos sus hijos -Jan y Lucas- muy superiores a las de años precedentes, en concreto de 9.782,37 euros cada uno, lo que le hizo perder en la declaración familiar las deducciones por hijo a cargo y le supuso pagar 1.884,96 euros más al fisco. «¿Por qué este año se ha declarado una cantidad mayor sin avisar?», se queja a Tejeiro, a quien, además, le recuerda que ya habían hablado de lo mismo el año anterior «por el caso de Lucia», su hija y también 'empleada' del grupo Nóos.

«¿Qué hacemos?»

La reclamación, que termina con un «¿qué hacemos?», fue contestada en 40 minutos por el contable. Le recomendó que los jóvenes hagan sus declaraciones individuales, para que les devuelvan los 188,1 euros retenidos, «y luego ya arreglaremos lo que os ha tocado pagar de más». Termina con un tranquilizador: «Hablo con Iñaki para arreglar todo esto».

La otra cadena de seis correos entre los mismos interlocutores, enviada entre el 9 y el 28 de septiembre de 2009, apunta a que la vinculación entre Jan, Lucas y las empresas de Nóos tiene poco que ver con una relación laboral al uso, condicionada a la carga de trabajo, ya que debaten sobre en qué momento es más o menos conveniente darles de baja como trabajadores según vayan a beneficiarse con ello de un período más o menos largo de cobro de la prestación por desempleo.

Gui pide al contable que le informe cómo está «la situación de Jan y Lucas», porque la última vez «comentaste que si permanecían unos meses más cotizando podían alargar la prestación y por tanto no valía la pena darles de baja».

A las consultas que Carlos Gui hace en nombre de sus hijos, que se resumen en si es más conveniente pactar el despido ese mismo mes o esperar hasta final de año, Tejeiro le recomienda la rescisión inmediata porque le dice que al generarse la prestación por tramos mínimos de seis meses no van a lograr ni un día más de paga aunque sigan en nómina hasta diciembre. Si rescinden ahora, añade, Jan tendría 10 meses de prestación y Lucas ocho.

Gui anticipa en el siguiente correo, de 10 de septiembre, que Jan se dará de baja ese mes, pero deja la puerta abierta, pese a todo, a que este hijo u otro vuelvan a colaborar con las empresas de Urdangarin. Jan «te comentará si dentro de dos o tres meses pudiera entrar de nuevo para salir en abril del año 2010», dice el cuñado del duque, no sin comunicarle al contable de Nóos que «si os interesa Carlota -otra hija-, está interesada». Eso sí, deja claro que si dan de alta a Carlota «tengan cuidado» en que los ingresos declarados no pasen de 8.000 euros para que no pierda otra vez la desgravación familiar.

El primero de los correos de Gui termina con una frase enigmática. «Informarte de que no tenemos relación alguna y por tanto sería importante dar de baja, si no lo está, a Marta Pérez Peña». Pérez Peña fue una de las falsas contratadas en Aizoon, dada de alta en la Seguridad Social sin labor alguna. Declaró al juez en enero pasado que la captó Jan y que le pagaba 600 euros en negro en un sobre.