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Patrimonios inmateriales

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Vuelven, como las oscuras golondrinas, los temas universales que cada cierto tiempo tambalean los cimientos de esta sociedad adormecida. Clásicos en torno a los cuales se generan espontáneas -y no tanto- declaraciones visionarias que siempre quedan en nada, en agua de borrajas hasta que a alguna mente preclara se le ocurre traerlas de nuevo a la primera página de nuestra rutina. Ahí están los planes para el castillo de San Sebastián, el museo del Carnaval, Valcárcel, la Aduana. ya sabe. Y también está presente, cómo no, ese ansiado galardón de Patrimonio de la Humanidad de lo que sea y de cómo sea. Lo último, el Carnaval, como Patrimonio Inmaterial, al estilo de los patios cordobeses, los castells y el flamenco. Ya se ha intentado -con poca fortuna- en otras ocasiones, como ciudad trimilenaria, como ciudad constitucional. en fin. Por pedir que no quede, que de ilusión también se vive.

Porque la ilusión también puede servirnos de tabla de salvación en este naufragio. Miren si no, las declaraciones de los expertos vecinales y culturales sobre el futuro de los depósitos de Tabacalera. Desde una biblioteca, hasta un ateneo pasando por salas de conciertos, exposiciones, talleres, congresos, todo vale para más de veinte mil metros cuadrados inutilizados en la ciudad. Pedid y se os dará, decía la Biblia. Y para pedir ya tenemos a Antonio de María, que tiene en los depósitos el lugar idóneo para «presentaciones de coches, ferias, grandes celebraciones» y para instalar comedores con capacidad para tres mil personas -si seguimos así, podrían ser hasta comedores sociales para los niños de la Junta-. Una apuesta nada disparatada, si tenemos en cuenta que el presidente de Horeca, que ya se ha dado cuenta de las oportunidades de la zona, a la que denomina como «un Puerto Banús en pequeño» es capaz de visualizar este emporio cultural «al lado de la Facultad de Medicina, muy cerca del nuevo hospital, del albergue juvenil, del hotel de Puntales».

Tal vez no andemos muy descaminados en esta ocasión y nos den lo del Patrimonio, porque más inmaterial -y más irreal- que esto.