Miles de personas celebraron ayer el inicio del año nuevo kurdo, en Diyarbakir. :: UMIT BEKTAS / REUTERS
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Callan las armas en el Kurdistán turco

El líder del PKK, en la cárcel desde 1999, llama a que «hablen las ideas» tras 29 años de intenso conflicto

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Después de 29 años de conflicto, los kurdos celebran el inicio de su año nuevo (Newroz) con una puerta abierta para la solución del contencioso con Turquía, que ha costado la vida a más de 40.000 personas. En una Diyarbakir, capital de Kurdistán turco, engalanada para este gran día, cientos de miles de personas recibieron el mensaje del fundador y líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), Abdulá Ocalan, que pidió a sus milicianos retirarse «más allá de las fronteras» de Turquía porque «ha llegado el momento de que callen las armas y hablen las ideas».

El mensaje escrito por 'Apo' (sobrenombre del fundador del PKK que significa 'tío') en el interior de la celda de alta seguridad en la que se encuentra desde 1999 fue leído por dos parlamentarios del BDP (Partido por la Paz y la Democracia, actual formación kurda en el parlamento después de que las anteriores fueran ilegalizadas, que cuenta con 29 diputados) marca un cambio de estrategia que supone «un nuevo comienzo, no el final. Es el comienzo de una nueva forma de lucha en favor de las minorías étnicas. La nueva forma de lucha se basa en la reflexión, en las ideologías y en las políticas democráticas, en el comienzo de un nuevo proceso democrático».

Tras décadas de lucha militar por los derechos e independencia de su pueblo, el líder del PKK recuerda que «turcos y kurdos establecieron conjuntamente el Parlamento en 1920. Hemos trabajado juntos en el pasado y ahora debemos permanecer unidos». Los kurdos se reparten entre Turquía (de 11 a 18 millones), Siria (de 1,7 a 2,2 millones), Irán (de 6,5 a 7,9 millones) e Irak (de 6,2 a 6,5 millones) y sus representantes se definen como «el mayor pueblo sin Estado del mundo».

El mensaje de Ocalan supone un nuevo anuncio de tregua, «pero a diferencia de las cuatro anteriores en esta ocasión no es unilateral y parece que hay un compromiso por parte del Ejército de no atacar. Hay un pacto por las dos partes, pero habrá que esperar», apunta Manuel Martorell, periodista y escritor especializado en Oriente Medio autor del libro 'Kurdistán, viaje al país prohibido'. El alto el fuego se produce después de un año de negociaciones con las autoridades turcas y tras un 2012 que fue el año más sangriento de la última década con 140 soldados y policías y más de 500 guerrilleros muertos en enfrentamientos en el sureste de Turquía.

«Lenguaje de paz»

En las anteriores treguas del PKK no había una respuesta oficial por parte de Ankara, pero esta vez el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, aseguró que el anuncio supone un «avance positivo. Sin embargo, lo que realmente importa es cumplir este llamamiento». El responsable de Interior, Muammer Güler, acogió con satisfacción el «lenguaje de paz», pero también se mostró cauto a la espera de poder comprobar esas intenciones con hechos. El mandatario turco cifró en 300.000 millones de dólares (232.000 millones de euros) las pérdidas generadas al Estado por el conflicto armado desde 1984.

En la parte contraria, el comandante militar del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, Murat Karayilan, prometió acatar la orden de Ocalan. «Todos tienen que saber que el PKK está preparado tanto para la paz como para la guerra. En ese marco, vamos a plasmar con determinación en los hechos el proceso iniciado por 'Apo'», proclamó Karayilan, citado por la agencia de prensa prokurda Firat News, desde una base del PKK en el norte de Irak. La hoja de ruta oficiosa a la que hacen referencia los medios turcos avanza que los hombres armados -de 2.000 a 3.500, según distintas fuentes-, cruzarán al Kurdistán iraquí antes de finales de 2013 y permanecerán en las montañas de Kandil, cuartel general del movimiento armado.

Para que el proceso de paz se consolide, este repliegue debería ir acompañado de reformas políticas en Turquía «para la construcción de un ambiente más democrático, inclusivo y menos represivo», según Lale Kemal, columnista del diario 'Todays Zaman'.