La gigantesca pirámide ideada en 1986 por Kim Il-sung. :: REUTERS
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El hotel fantasma cobra vida

La cadena Kenpinsky abrirá este año la gran pirámide norcoreana, muestra de que algo sí está cambiando en el país comunista

SHANGHÁI. Actualizado: Guardar
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Su silueta llegó a causar tanta vergüenza que el régimen comunista la borró de varias fotografías oficiales y eliminó su ubicación de los mapas de la capital del país. La gigantesca pirámide que sobresale en el horizonte de Pyongyang fue ideada en 1986 por Kim Il-sung, el padre de la patria, para mostrar al mundo una Corea del Norte capaz de hacer sombra a las modernas infraestructuras con las que su hermana capitalista logró la admiración del mundo durante los Juegos Olímpios de 1988 en Seúl. Pero el presupuesto se agotó, y lo que iba a ser razón para el orgullo se convirtió en un esqueleto de hormigón, calificado como 'el peor edificio de la historia', símbolo de un régimen totalitario incapaz de alimentar a sus súbditos.

No en vano, la construcción del Hotel Ryugyong tuvo que detenerse en varias ocasiones por la falta de electricidad y la escasez de alimento para los obreros. Aun así, tres años después de la fecha prevista para su inauguración, la estructura alcanzó su punto más elevado, a 330 metros del suelo. Sus 105 pisos lo convirtieron en el hotel más alto del planeta, un título que ostentó hasta que se lo arrebató el Rose Tower de Dubai en 2009, y sigue contándose entre los 50 edificios más cercanos al cielo del mundo. Diferentes fuentes estiman en unos 1.200 millones de euros el coste de este gigante. Pero todavía no ha recibido huésped alguno.

Si nada se tuerce, este año pernoctarán aquí los primeros. Porque, aunque grupos de arquitectos aseguraron que el edificio se encontraba en estado de ruina después de 16 años de inactividad, en 2008 recomenzaron las obras para dotarlo de fachada, y, ahora, arropado por cientos de planchas de espejo azulado, ya muestra un aspecto mucho más saludable. Tanto que la cadena hotelera alemana Kenpinsky ha decidido hacerse cargo del hotel, que ocupará las plantas superiores y en ningún caso tendrá las 7.000 habitaciones proyectadas inicialmente. De hecho, sobrarían camas para alojar en un solo día a todos los turistas occidentales que recibe el país en varios años. El grupo egipcio Orascom, que opera el servicio de telefonía móvil en Corea del Norte, se encargará de equipar el resto del edificio para que cobre vida.

'Boom inmobiliario'

Curiosamente, la finalización del Hotel Ryugyong no es el único proyecto arquitectónico que se lleva a cabo en Pyongyang. Fuentes dentro de Corea del Norte confirman que hay más establecimientos en construcción y que la ciudad vive lo más cercano que en ese país se puede estar a un 'boom' inmobiliario. Sin duda, a pesar de que el tercer ensayo nuclear ha supuesto un gran varapalo para quienes creían en reformas inminentes, algo está cambiando en el reino de los Kim. «Tenemos que establecernos en este hotel porque, si Corea del Norte se abre, será una máquina de hacer dinero», aseguró el consejero delegado de Kempinsky, Reto Wittwer. Y ya se sabe que, cuando el capital se mueve, razones tiene.

Las estadísticas oficiales dan una pista. Lo que se ha disparado no es el turismo tradicional de los mercados más desarrollados, sino las visitas de los viajeros chinos, que consiguen el visado en un solo día y no sufren las trabas burocráticas del resto. Si los números del régimen no engañan, Corea del Norte recibió el año pasado nada menos que 190.000 turistas de su vecina y principal aliada. Teniendo en cuenta que los chinos se cuentan entre quienes más gastan cuando están de viaje, Kim Jong-un tiene razones de sobra para no jugar a la guerra atómica y tener contentos a los dirigentes de Pekín. No sea que en el Hotel Ryugyong solo se hospeden fantasmas.