Apuntes

Cádiz se juega sus cuentas

Los intentos del Ayuntamiento de Cádiz por frenar la caída del padrón tienen el respaldo de la lógica: la ciudad tiene en juego mucho más que su autoestima

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Ha sido el número dos del Gobierno municipal el que ha dado la voz de alarma y José Blas Fernández es poco sospechoso de querer perjudicar los intereses de la ciudad o de ser un ignorante respecto a los más pequeños engranajes de su funcionamiento económico interno. Su aviso dice que si la capital gaditana prolongara durante muchos años el descenso del padrón de los 15 últimos años están en juego las cuentas de la ciudad, no sólo su autoestima o su papel dentro de la gran municipalidad que debe ser la Bahía de Cádiz. El acuerdo que Teófila Martínez arrancó a Rodrigo Rato en 1988 para que la ciudad tuviera un tratamiento fiscal preferente, como si se tratara de un territorio insular, supone el ingreso de más de 7 millones de euros anuales en transferencias estatales. Pero ese pacto incluía una condición: si Cádiz baja de los 100.000 habitantes, queda sin efecto.

Esa situación está muy lejos, pero el Ayuntamiento de Cádiz hace bien en tratar de atajarla con margen. En ese sentido van las medidas anunciadas durante esta semana para fomentar que los miles de personas que residen en la capital gaditana sin estar empadronadas se animen a hacerlo. Es un propósito tan legítimo como necesario. Esos ciudadanos podrían recibir pequeñas ventajas económicas a cambio de un gesto que ayuda a la comunidad más de lo que cabría imaginar. No se trata de marginar entre ciudadanos, se trata de alentar a los que viven en la ciudad a que se registren como vecinos.