Merkel es felicitada por los delegados de la CDU después de ser reelegida con el respaldo ámplio en doce años. :: JOHANNES EISELE / AFP
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La derecha alemana se entrega a Merkel

La CDU reelige a la jefa de Gobierno por séptima vez consecutiva con el apoyo casi unánime

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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Merkel y solo Merkel, esa es la campaña electoral de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de cara a las elecciones generales del próximo año. Con un 97,94% de los votos de los mil delegados reunidos en el congreso federal del partido en Hannover, en el norte de Alemania, la canciller Angela Merkel fue reelegida presidenta, por séptima vez consecutiva, con el mayor apoyo registrado en sus ya doce años al frente de la formación conservadora.

La canciller sigue batiendo cotas de popularidad -los sondeos coinciden en adjudicarle un 70% entre el conjunto de la población- y los alemanes creen que es la persona idónea para continuar la lucha contra la crisis. Su papel como máxima defensora de la política de austeridad, tan apreciada en el país, se ha convertido es su mejor baza. Nada consigue dañar su imagen pública, ni si quiera la reciente votación en el Bundestag (Cámara baja) para dar luz verde al segundo tramo de ayudas para Grecia, algo muy impopular entre los alemanes.

El apoyo casi unánime y sin precedentes de su partido imprime el empuje definitivo que necesitaba Angela Merkel para reafirmarse en su convicción de que está haciendo lo correcto. La votación de ayer encierra además un gran componente simbólico, porque nunca antes la CDU la había apoyado de manera casi unánime.

Tan segura está de sí misma que en su discurso de una hora de duración, previo a la votación, la mandataria apenas deslizó un par de ataques a los grandes partidos de la oposición: el Partido Socialdemócrata (SPD) y los Verdes. Merkel no lo necesita. Su alocución reunió un cúmulo de elogios para sí misma y para su Gobierno, «el más exitoso desde la reunificación alemana», algo que no se cansa de repetir siempre que tiene ocasión.

Merkel centró su discurso en los problemas derivados de la crisis, tanto dentro como fuera del país, y advirtió de que son «tiempos turbulentos» en los que solo la CDU puede dirigir el país «con una brújula segura». Recordó además que hay que ser «prudentes» porque la crisis no se soluciona «con un solo golpe» y tampoco con mecanismos como los eurobonos.

Ataviada con un inusual traje negro, la dirigente de 58 años aludió también a los problemas que atraviesa su socio en el Gobierno, el Partido Liberal (FDP) y se permitió incluso bromear: «Quizás Dios ha creado el FDP solo para ponernos a prueba», comentó, recordando un chiste de una revista satírica alemana.

Diez meses antes de las elecciones, el FDP apenas llega en los sondeos al mínimo del 5% que necesitaría para contar con representación parlamentaria. Merkel espera que los liberales puedan «recobrar fuerzas» pero, por si acaso, empieza a tantear otras posibles opciones de gobierno: una 'gran coalición' con el SPD, como en la anterior legislatura, o incluso un inédito entendimiento con Los Verdes.

Largo camino

Un largo camino ha recorrido hasta llegar aquí la que fue pupila del excanciller Helmut Kohl, hasta que se vio obligada a darle la espalda cuando salió a la luz el escándalo de la financiación irregular del partido en 1999. Un asunto que abrió a Merkel las puertas de la presidencia del partido, después de que el entonces presidente de la CDU, Wolfgang Schäuble, se viera salpicado también por el escándalo y viera truncadas sus aspiraciones políticas. Desde entonces, Merkel se ha ganado la adhesión de los delegados, a pesar de ser una mujer en un partido dominado tradicionalmente solo por hombres.

«Ningún discurso incendiario, ningún 'todo o nada', ningún escándalo personal. La canciller hace su trabajo a su manera y realmente muchos piensan que lo hace bien», escribe el diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung sobre el congreso conservador. «Merkel es la CDU y la CDU es Merkel», opina 'Süddeutsche Zeitung'.

El júbilo de los miembros de su partido quedó reflejado también con la ovación de casi 8 minutos que dedicaron a la canciller al final de su discurso. Como si de una superestrella se tratara, Merkel se vio obligada a salir al centro del escenario hasta en tres ocasiones. La primera prueba de fuego llegará el 20 de enero con las elecciones de Baja Sajonia. Merkel ha puesto todas las esperanzas en su candidato y presidente del Estado federado, David Mc Allister. Una eventual derrota sería un duro golpe para la campaña electoral a la cancillería tras haber perdido dos comicios regionales importantes como son Renania del Norte Westfalia y Baden-Württemberg.