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REMEDIOS NATURALES

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No sé si se habrán dado cuenta, pero han vuelto los afiladores a las calles dispuestos a interpretar la banda sonora de nuestra crisis. Sé que han vuelto porque cada vez que suena la flauta del afilador tengo que cubrirme rápidamente la cabeza atendiendo el tributo de no sé qué superstición heredada, que me obliga a taparme la sesera no vaya a ser que venga la de la guadaña y me lleve antes de tiempo. Años hacía que no se veía un afilador por Cádiz; la bonanza, los cuchillos ginsú del teletienda o esa tendencia a la novelería que nos caracteriza, habían desterrado -parecía que para siempre- una de las profesiones más antiguas. Lo mismo, casi, pasó con las modistas, con los zapateros remendones y hasta con los que zurcían medias y calcetines, éramos ricos, y por eso, el usar y tirar se hizo ley. Pero ¡ay! esta crisis nos ha devuelto a la realidad, y a los afiladores. Será cuestión de tener los cuchillos afilados, por si acaso.

La vuelta atrás no ha hecho más que comenzar, ya lo saben. Y de aquí en adelante lo más normal será viajar en el tiempo buscando las maneras de nuestros abuelos para capear el temporal. De momento, la Ministra de Sanidad nos aconseja sustituir algunos medicamentos 'de escaso valor terapéutico' -sí parece ser que se comercializaba ese tipo de placebo- por remedios naturales. Infusiones de castaño de Indias para las varices, orina para la dermatitis, una castaña pilonga en el bolsillo para las hemorroides. lo de siempre. Abrir la botica de la abuela para cerrar las grandes deudas de nuestro sistema sanitario. Como medida de ahorro no está mal, como argumento de una ministra está a la altura de Fátima Báñez y su Virgen del Rocío, a la de Leire Pajín y su confabulación intergaláctica, a la dicotomía ser humano/persona de Bibiana Aído o a la de aquellos pucheros de Celia Villalobos. Y miren que siento que todas estas perlas hayan salido de collares de ministras y no de ministros, pero es lo que hay.

Decía Txumari Alfaro -ya no se acordaban de él- que lo mejor para evitar los padrastros es cortarse las uñas los días de la semana que no tienen 'r', los lunes, jueves, sábados y domingos, con la frente orientada hacia el este si son las uñas de las manos y hacia el norte si se corta uno las de los pies. No conviene desdeñar ningún consejo, por si acaso llegaran a decretar algo al respecto. Para el soplo de corazón, resulta útil poner coñac al baño maría, empapar un paño por la mitad y aplicar friegas desde el hombro hasta el pecho, evitando así absurdas revisiones y electrocardiogramas. Nuestra tradición está llena de remedios, si sufre de migrañas, un palomo vivo atado con un pañuelo alrededor de la cabeza puede ser la solución, y si vuelve el sarampión, un trapo rojo será suficiente. Todo es ponerse, hay un remedio casero para cada mal. Hasta para la programación de verano de nuestro Ayuntamiento, también muy casera -me encanta lo de Iberia y las Américas, aunque sea más Ryanair que otra cosa-. No tengan prejuicios y ríndanse a los nuevos tiempos viejos ¿Qué mal nos va a hacer llevar un ajo colgado al cuello? Nadie ha dicho que no tenga eficacia contra los vampiros. Y a lo mejor, hasta ganamos la Eurocopa.