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Mala noticia para la industria

Navantia pasará el próximo año en blanco en lo que a construcción de nuevos buques se refiere

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El nuevo presidente de Navantia, José Manuel Revuelta, convocó ayer por primera vez al comité intercentros de la compañía, en una reunión meramente informativa a la que también asistió el consejero delegado, Jaime de Rábago. En la cita estuvieron presentes los representantes de las tres factorías de la Bahía: Cádiz, Puerto Real y San Fernando.

Como se intuía, Navantia confirmó que de momento no hay prevista carga de trabajo a corto plazo, por lo que los astilleros estarán vacíos durante al menos un año y medio. Todos, excepto quizá el de la capital, donde sí hay previsión de seguir trabajando en la reparación de cruceros. Sin embargo, en lo que a nuevos contratos se refiere, tanto de buques civiles como militares, no hay perspectivas de cerrar nada.

Ante este negro panorama, las plantillas mantendrán en los próximos días distintas asambleas en las que decidirán si realizan nuevas movilizaciones. Obviamente, los trabajadores tienen todo el derecho a reivindicar más trabajo. Pero mal harían si esas reivindicaciones vienen acompañadas de actos vandálicos como los vividos en el puente Carranza hace apenas unas semanas. A estas alturas, con las penurias que se están viviendo en todos los sectores del mercado laboral, difícilmente van a conseguir la solidaridad del resto de la ciudadanía si sus protestas se limitan a perturbar la tranquilidad de los demás. Una cosa es luchar por sus derechos y otra muy distinta provocar graves altercados que, además, cuestan mucho dinero a las arcas públicas.

Además, los trabajadores de los astilleros tienen que tener claro que la imagen de conflictividad laboral que se exporta desde la Bahía va precisamente en contra de sus propios intereses, ya que ahuyenta a los países que pudieran estar interesados en construir barcos en España.

La situación es complicada, límite, pero es evidente que no va a cambiar a mejor cortando carreteras, quemando neumáticos y paralizando a miles de ciudadanos. Más bien al contrario, solo puede prolongar aún más la agonía.