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El presidente de Paraguay afronta la destitución por una matanza de campesinos

BUENOS AIRES. Actualizado: Guardar
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El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, anunció ayer que no renunciará al cargo a pesar de la decisión de la Cámara baja de someterlo a juicio político por su presunta responsabilidad en el sangriento desalojo de una hacienda hace una semana en Curuguaty, cerca de Brasil, un episodio en el que murieron 11 campesinos y seis policías y decenas de personas resultaron heridas.

Por 73 votos a favor y solo uno en contra, la Cámara de Diputados resolvió llevar a juicio a Lugo «por mal desempeño» de sus funciones. La determinación debe ser ratificada por el Senado, que anoche comenzó a estudiar la convocatoria de una sesión extraordinaria. Lugo dijo que se enfrentará a su enjuiciamiento y sostuvo que su Gobierno «está siendo objeto de un ataque inmisericorde de sectores que siempre se opusieron al cambio» en Paraguay.

Cuando faltan 10 meses para las próximas elecciones presidenciales, el desalojo de la hacienda en Curuguaty ha desatado una auténtica crisis política. El tiroteo entre policías y campesinos, ocurrido el pasado día 15, se produjo durante el desalojo de labriegos 'sin tierras' que habían ocupado una propiedad del político y empresario Blas Riquelme. Este suceso agudizó el conflicto social por la tierra latente en Paraguay, donde se produjeron masivas adjudicaciones irregulares de fincas durante la dictadura de Stroessner (1954-1989) y en los quince años posteriores de democracia.

Los liberales abandonan

Cuando se conoció la cifra de víctimas de Curuguaty, Lugo destituyó a su ministro del Interior y pidió apoyo a la Organización de Estados Americanos para investigar los hechos. Pero estas medidas no lograron frenar la ofensiva parlamentaria para destituirlo.El Partido Colorado, que gobernó el país durante 60 años hasta el triunfo de Lugo, en 2008, propuso el juicio que obtuvo ayer un respaldo mayoritario.

El Partido Liberal, aliado de la coalición gobernante, resolvió abandonar la alianza y también votó contra el jefe del Estado. Anoche, grupos sociales llegaban al Congreso para apoyar al presidente. Por su parte, representantes de la Unión de Naciones Suramericanas se citaron de urgencia en Río de Janeiro para abordar la crisis en la región.