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El Oratorio

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Este Oratorio que estamos estrenando no es el que yo recordaba. Probablemente con la edad nos vamos haciendo mas pejigueras y también más refractarios a los cambios, por eso no digo que haya quedado peor o que se hayan equivocado en la rehabilitación, simplemente digo que en ese espacio me cuesta trabajo reconocer al Oratorio de San Felipe de mi memoria.

Es cierto que el día que lo vi, lluvioso y plomizo, pudo influir, pues lo primero que me sorprendió fue la sensación de estar en un sitio oscuro, que poco tenía que ver con el templo luminoso y claro, de celeste y blanco, que recordaba. También es posible que tanto color me produjera la sensación de que el espacio se había hecho más pequeño.

Puede también que como me hacía tanta ilusión y me había generado tantas expectativas disfrutar de los colores originales que la rehabilitación había revelado, al sentir que lo que veía no colmaba mis expectativas, mi decepción fuese mayor. O puede que la luz que los focos proyectaban sobre la soberbia Inmaculada de Murillo alteraran sus tonos desdibujando el contraste entre el blanco y el azul de sus vestidos. A lo mejor, el hecho de que el juego de las luces no me permitiera abarcar con comodidad todo el templo de una sola mirada, dificultara mi percepción unitaria de todo el espacio.

Es posible incluso que el estruendo de voces y cañones del audiovisual que proyectaron, chocara en mi cerebro con el recuerdo de serenidad y sosiego que mi espíritu siempre encontraba en este templo. Es seguro que las sillas -que me recordaron a otras similares ya vistas en Salón Lugano o acaso en el Salón Riviera de algún hotel de cualquier ciudad- chirriaran a mi memoria visual llena de bancos de madera.

Sea como fuere, tuve la sensación de que lo que me encontré no era el mismo templo de siempre, pero ahora renovado, sino algo nuevo, distinto, para lo que es posible que no estuviera preparado, y a lo que tendré que ir acostumbrándome. Tengo que volver, sin duda en un día luminoso que me permita apreciar mejor todo lo que en esta primera y desazonadora visita no pude.