Editorial

Punto muerto en Siria

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Si se recuerda que la rebelión social en Siria pasa ya del año y que el Consejo de Seguridad es impotente para encarrilar el trágico conflicto por la negativa rusa y china, se constata una especie de estancamiento diplomático que, de hecho, beneficia al régimen sirio. La segunda reunión, ayer en Estambul, del grupo de 'Países Amigos de Siria', setenta, lo confirmó. Sin ninguna potestad para hacer vinculantes en Damasco sus decisiones, la reunión reforzó la legitimidad de la oposición y aunque rehusa armarla la dotará de medios financieros y apoyo político, vía sanciones al gobierno sirio y sus jefes. Pero no puede pasar de ahí y tuvo buen cuidado en reiterar su completo respaldo al plan de Kofi Annan, mediador aceptado por las partes. Annan podría verse en breve desbordado por los hechos si el cruel régimen sirio no detiene el fuego y empieza a retirar su ejército a los cuarteles, un mínimo indispensable que ha aceptado en primera instancia. Si no hay un rápido progreso con la llegada de observadores de la ONU y un principio de calma, todo irá a peor, Annan tirará la toalla y muchos gobiernos obrarán por su cuenta en apoyo directo de una de las partes. La guerra civil oficial estará así servida.