HABLAR DE OÍDAS

CASABLANCA

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Hace una semana TVE emitía 'Casablanca' por enésima vez en la 1ª. Es noticia, porque a causa de los apuros presupuestarios, tras muchos años fuera de onda volvía en horario de máxima audiencia un clásico del cine; es más: una película en blanco y negro, de las que estaban proscritas por anticuadas, pasadas de moda, por ser de otra época y por tanto, no interesar al público. Gracias a la crisis, también se ha puesto orden a algunos despilfarros, y se ha tomado un respiro el litoral que queda por destruir en España, y han quedado en el cajón muchos proyectos de infraestructuras y construcciones megalómanas. Los bolsillos se han quedado vacíos y en todas partes se mira cada euro que se gasta. Ya no está bien vista la obsolescencia de los productos, que venían con una fecha de caducidad implícita en sus taras. Hay quien repara aparatos eléctricos pequeños, de los baratos, y electrónicos. Los talleres de arreglos de ropa y las zapaterías suben en bolsa, pues parecen tener más clientela que nunca. La subida de la edad de jubilación, la restricción de las prejubilaciones, pueden contribuir a que de nuevo ganen prestigio la veteranía, la antigüedad y la experiencia, a que ganen puntos los que saben, a que no se expulse a profesionales que aún tienen mucho que decir, y a que joven no sea a la fuerza igual a moderno o a ideal, y viejo no equivalga a deshecho ni a basura. A la fuerza vamos a conseguir ser casi todos pobres pero honrados. Cuando la crisis pase, deberíamos ser conservadores en el respeto al paso del tiempo en los demás, que no es malo per se, y al valor de los bienes, a su cuidado para que no mueran en plena juventud. Al volver los clásicos, podremos escuchar y aprender a decir cuando se tercie: «Creo que este es el principio de una buena amistad». «Los alemanes iban de gris y tú ibas vestida de azul». «Le haré una oferta que no podrá rechazar». «Si me necesitas, silba».