La concesionaria todavía no ha dicho «sí» a la nueva fórmula de pagos del Consistorio

Uno de los frentes abiertos en estos momentos en la plantilla de Urbaser surgió cuando el Ayuntamiento decidió revocar el acuerdo con la Diputación Provincial en virtud al cual, desde 2008, gestionaban conjuntamente los impuestos locales. El fin de este convenio ha llevado aparejada la ruptura de las tomas de razón con entidades financieras y con uno de los principales acreedores del Ayuntamiento: Urbaser.

Pese a que la alcaldesa, María José García-Pelayo, mostró en la rueda de prensa su confianza de que este paso sea aceptado por la concesionaria, lo cierto es que los trabajadores no están tranquilos. «Nosotros le hemos recordado a la alcaldesa que hay firmada una cláusula que, si no se respeta, motivará la marcha de Urbaser», señala el presidente del comité de empresa. De momento, subraya, «estamos a la expectativa de que la concesionaria conteste afirmativamente a la propuesta del nuevo calendario de pagos del gobierno local», añade.

Y es que la empresa, con sede en Madrid, todavía no ha dicho sí a esta fórmula de pago que, como ha destacado la propia regidora, priorizará el abono de las nóminas a los empleados municipales y otros pagos inaplazables, por encima de la deuda histórica.

«Lo que sí nos ha dejado claro la alcaldesa es que ellos no tienen ninguna intención de echar un pulso a Urbaser», una empresa que según señala «no deja de pagar a sus empleados pese a que pierden dinero de su bolsillo». Aunque es difícil pensar algo así en una multinacional así, Cazalla explica que «la plantilla cuesta catorce millones de euros y el Ayuntamiento paga a la empresa ocho, además de que les deben ya cien millones».