PAN Y CIRCO

NERVIOS

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No recuerdo una temporada más tranquila que esta desde aquella del ascenso a Primera División (2005-06). El entorno permanece en silencio, apenas arrecian críticas procedentes de la prensa y la afición continúa resignada, incluso comprensiva, adulta y consciente del delicado momento del club. El estado crítico de la actual sociedad del malestar provoca que la gente, incluyendo a la masa cadista, esté más preocupada de la crisis, los recortes, el paro, la precariedad, las protestas y demás reveses que ha traído consigo esta nueva vida y que dejan el fútbol en un tercer plano, como mínimo.

Es más, me queda la sensación de que el seguidor acude a Carranza con la sana intención de divertirse y observar solo lo bueno, de aplaudir a los suyos, celebrar los goles y encarar esas dos horas con la sonrisa que ha perdido durante la semana. Además, ese optimismo viene apoyado por la condición de líder de su equipo y las buenas sensaciones que genera una plantilla excelsa para la categoría mérito casi en exclusiva de Enrique Pina Campuzano. A su vez, los medios, normalmente afines hasta que el final de temporada descubre las vergüenzas y no queda más remedio que decir la verdad, atemperan las aguas para que el navío amarillo navegue con tranquilidad hacia el puerto de Segunda, donde TODOS queremos que amarre a final de curso.

Yo estaría la mar de tranquilo, y el único que consigue ponerme nervioso es Jose González los viernes en su rueda de prensa. Respeto su opinión, entiendo que le molesten algunos comentarios, pero no debe dedicar ni un minuto de su valioso tiempo a rebatir lo que los críticos (muy pocos) afirman en radios, prensa o televisión. Ya aseguró en su día que no escucharía más la radio, pero no ha cumplido. Es el ejercicio más sano, de verdad. La crítica, acertada o no, existirá siempre. Porque no todo el mundo puede estar contento. Y el escenario idóneo para responder es en el campo, no hay otro mejor.