PAN Y CIRCO

EL ÚLTIMO 'GUERRERO'

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Decía el martes el director deportivo del Cádiz, Richard Moar, que lo que más había costado en estos meses desde que Quique Pina iniciara su proyecto en la Tacita era que la afición se sintiera identificada con los jugadores, en unas declaraciones publicadas ayer por este medio. Sin duda, que la hinchada acepte como 'suyos' a unos futbolistas que llevan por delante el cartel de propiedad del Granada o Udinese y que hace 'dos días' que aterrizaron en la ciudad no es tarea sencilla. Más cuando la entidad está en un proceso de compraventa y no se sabe a ciencia cierta cuáles van a ser los trazos del club en el futuro. Los mismos que hoy luchan por el ascenso pueden estar mañana en la otra punta del país, y a Cádiz han venido todos a hacer carrera. Nadie duda de su entrega y su profesionalidad. Los resultados están ahí. Pero quizá la nostalgia de aquel Submarino que volvió a enamorar a los suyos de la mano de emblemas como Varela, Matías Pavoni, Suárez, Paz, Raúl López, Oli o el propio Enrique esté todavía presente. Quizá esta afición se sienta huérfana en cuanto a líderes que seguir, aunque la receta es tan simple como la confianza en el proyecto, y el resto será cuestión de tiempo. Los Óscar Pérez, Aulestia, Héctor Yuste, Ferreiro o Ikechi, que hoy sorprenden a la afición, mañana seguro que podrán engatusarla.

En esta tarea no cabe duda que Enrique, el último 'guerrero', la cara que aún quedaba de aquel mítico once de Chapín, ha sido y está siendo una pieza más que fundamental. Hoy precisamente hace ocho años de su llegada a la Tacita, motivo por el que mi compañero José María Aguilera le ha dedicado un interesante reportaje. Su retirada se va a producir de la manera más triste, pues será una lesión la que lo jubile. Pero su día a día con el grupo sin duda que está siendo muy productivo para el equipo. Los nuevos aprenden de todo un estandarte el camino a seguir para convertirse en los próximos ídolos del cadismo.