Cartas

Demasiados fracasos

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Casi setecientos, al menos eso me pareció escuchar en la TV hace unos días. Me refiero a fracasos matrimoniales, o de pareja, si lo prefieren ya que muchos sólo son 'relaciones sentimentales'. Es una cifra impresionante que debía llevar a los profesionales del ramo a estudiar qué es lo que no funciona, qué es lo que está ocurriendo para que esta inestabilidad lleve a tan fatales consecuencias. La muerte de un ser humano. Desde luego el 'ponte en contacto con el 016', no parece que sea de total garantía y a las pruebas me remito. No estás sola, todas estamos contigo.te apoyamos; y manifestaciones de repulsa. Todo perfecto, pero los resultados no están avalados por los consejos, que son eso sólo, consejos. Pero hay que preguntarse, ¿qué está pasando desde unos cuantos años? Varias causas y una es que se está fomentando que basta con la atracción sexual basta para que haya una relación. Y esta está abocada al fracaso, fomentada por la educación al respecto. No se menciona la palabra amor. Dios quiera que al leer esto muchos educadores se lleven las manos a la cabeza, sería señal de que algo les intranquiliza. Menciono otra. ¿Se habla a los alumnos/as, que somos distintos aunque compartamos pupitre? ¿Se les dice que en esta diversidad sexual estriba el que seamos diferentes? Y que en ella están la riqueza de nuestros sentimientos?

Hay que saber hablar a los jóvenes que el sentir no es arrobamiento y que la fortaleza interior nada tiene que ver con la fortaleza física. La reciedumbre es saberse dominar, estar herido y no desanimarse. Es valiente el que sufre y calla. ¿Se les dice e a los jóvenes que la vida es lucha y que sin lucha jamás habrá victorias? Esta es la única manera de controlar las pasiones y encauzarlas. Me temo que muchas veces se les recomienda que sean 'auténticos' y no se 'corten', que esto sería 'el fracaso de su personalidad'. Y ya llevamos cerca de setecientos fracasos con muertes incluidas Me temo que se educa en frivolidad, en libertad sin responsabilidad.

Y el 'no toleres que te levanten la voz, que no te impongan la manera de vestir. No dejen que controlen adónde vas o qué has hecho. Con quien hablas' es con lo que nos jugamos todo. Cuando se ama verdaderamente es un derecho y un deber interesarse, que no es control, por el quehacer del ser querido. Esos 'controles' suenan a un preludio de la interrupción de una melodía. De una partitura que debe ser el reflejo de la normal convivencia matrimonial. Hombre y mujer que no tendrán que pulsar angustiados ningún teléfono.