DONDE LAS CALLES NO TIENEN NOMBRE

TIEMPOS REVUELTOSEL AYUNTAMIENTO DE TODOS

Solo 48 de los 115 servicios que presta el Consistorio le corresponde verdaderamente a la Administración local y no a otrasLa Junta ha ofrecido a sus empleados de Justicia trabajar horas extra por la tarde; quizá debería haberlo hecho con parados

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Lo del Ayuntamiento de Jerez se asemeja a esas familias que han visto como de cobrar buenos sueldos se ha pasado al paro y que, pasado un tiempo, ven que no pueden hacer frente a sus gastos habituales. ¿Qué es lo que hace? Reducir aquello que no es indispensable. Así, se empieza por dar de baja la televisión por cable y vender uno de los dos coches; se continúa dejando el gimnasio y abandonando la costumbre de salir los fines de semana; y, finalmente, se reduce el gasto en ropa y se buscan todas las ofertas en alimentación.

Y, muchas veces, ni aún así es posible llegar a fin de mes. Recientemente, pude leer un titular que decía que sólo una de cada cuatro familias en España logra ahorrar algo todos los meses. A mí una de cada cuatro me parecen muchas. En fin, que me desvío. El Ayuntamiento de Jerez está en ese proceso de ahorro desesperado y cabalgante, cuyo último capítulo nos lo sirvió en bandeja la propia alcaldesa el pasado viernes cuando hizo público el informe que determina que sólo 48 de los 115 servicios que presta el Consistorio jerezano le corresponde verdaderamente a la Administración local y no a otras. Manda huevos, como diría Trillo.

Una vez más hay que mirar al pasado para encontrar el origen de los graves problemas financieros que tenemos en el presente. Una vez más se demuestra que aquellos años en los que el Ayuntamiento de Jerez era "la locomotora de la ciudad" fueron pan para hoy y hambre para mañana. El poder absoluto representado por el Ayuntamiento en esta ciudad y en todos los frentes ha traido como consecuencias más palpables y evidentes la ausencia absoluta de un tejido empresarial privado mínimamente decente y la ruina económica para unas arcas municipales que ahora tiritan, y que han contagiado su pulmonia a muchas empresas y trabajadores del municipio. Pedro Pacheco fue el máximo exponente durante años de esa política que daba todo el poder y el protagonismo a la Administración local.

Él y sus colaboradores podrían argumentar que si no hubiese sido por el Ayuntamiento no se habrían hecho ni la mitad de las infraestructuras y equipamientos que tiene Jerez, pero lo que parece obvio es que se fue mucho más allá de lo estipulado y no se tuvieron en cuenta las consecuencias en un futuro en el que ahora estamos instalados. Así pués, el actual equipo de Gobierno municipal ha decidido que ha llegado el momento de "reorganizar" las cosas. Es decir, que cada uno se ocupe de su plato de lentejas. Lo que corresponde al Ayuntamiento, el Ayuntamiento; pero lo demás, la Junta de Andalucía y el Gobierno central. Si cada Administración se ocupase exclusivamente de sus competencias, el Consistorio se ahorraría otros 16 millones de euros al año. Como concepto, fantástico. Se va a crear una mesa de trabajo el mes que viene para desarrollar el plan.

Pero claro, ni la Junta ni el Gobierno central están para tirar cohetes tampoco. Quiero decir que me parece que no va a ser nada fácil que Sevilla y Madrid quieran ahora hacerse cargo de unos gastos que nunca han aparecido en sus presupuestos. Es más, muy probablemente, ni la Junta ni el Gobierno central estén de acuerdo en muchas de las conclusiones del Ayuntamiento sobre quién debe prestar o no determinados servicios públicos en Jerez. ¿Y entonces qué pasará? Ésa es la gran pregunta que nadie ha querido responder todavía, pero que casi se contesta por sí sola.

Algunos de los apartados donde el Ayuntamiento dice estar poniendo dinero sin tener por qué son la Fundación Caballero Bonald, la Fundación Andrés de Ribera, el equipo de investigación de la Policía Local o ciertos servicios pertenecientes al campo del empleo. Si no hay acuerdo entre las administraciones, ¿qué pasará con ellos? ¿Desaparecerán? Es un berenjenal, porque es cierto que si el Consistorio sólo se hubiese ocupado de lo suyo, quizá ahora no tendría tantos problemas para hacer frente al gasto de los autobuses urbanos, la ayuda a domicilio, la limpieza o sus propias nóminas. No cabe duda de que hemos tenido un Ayuntamiento de todos, hasta de los que no tenían por qué estar.