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El gobernador de Oregón suspende la pena de muerte por motivos morales

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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En el único Estado de la Unión que permite a un enfermo elegir la muerte, el gobernador John Kizhaber ha decidido dejar de imponerla. Su decisión unilateral de no permitir una sola ejecución más por motivos puramente morales abre un nuevo debate sobre la pena de muerte en el país que comparte sin reparos la cabeza mundial con China, Irán, Corea del Norte y Yemen.

El 61% de la población en EE UU está en favor de la pena de muerte, a pesar de que esa cifra ha descendido desde que en 1994 alcanzó un abrumador 80%. En Oregón, uno de los estados más progresistas del país, donde es legal el consumo de marihuana, la eutanasia y el nudismo, los votantes han sido ambivalentes en este tema: la suspendieron dos veces y la aprobaron otras dos, la última en 1984. Con todo, los tribunales han sido muy comedidos a la hora de imponerla y actualmente solo hay 37 presos en el corredor de la muerte. Kizhaber, un demócrata que ha sido reelegido dos veces, solo ha tenido que permitirla en dos ocasiones al principio de su mandato, pero esa culpa todavía le persigue, según confesó el martes en una emotiva conferencia de prensa.

«Fueron las decisiones más difíciles y que más me hicieron agonizar en toda mi carrera de gobernador», confesó. Para no usurpar la voluntad de los votantes, que restauraron la pena capital en referedum, no utilizará su poder para conmutar las sentencias por cadena perpetua, sino que concederá aplazamientos temporales a todos los presos que lleguen al final del corredor de la muerte.