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Talgos a La Meca

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Ante un panorama económico desolador de casi cinco millones de parados, la noticia de adjudicación a un consorcio mayoritariamente español de la línea de tren de alta velocidad entre las ciudades de La Meca y Medina es como llegar a un oasis dentro del desierto, crea esperanza. Ese contrato de casi 7.000 millones de euros, equivalentes a más de un billón pesetas, mejorará como mínimo las cuentas de resultados de las 12 empresas españolas adjudicatarias más las que se subcontraten, y dará trabajo a miles de operarios en España, especialmente en las factorías de Talgo, donde se fabricarán los trenes. Además, la propia adjudicación puede tener un efecto multiplicador al servir de escaparate, especialmente entre países con dirigentes musulmanes, para que otros gobiernos extranjeros se decidan a usar tecnología española en la modernización de las infraestructuras ferroviarias de sus territorios. El contrato conseguido no es producto del azar, al contrario, es consecuencia de un gigantesco esfuerzo inversor, de la planificación a largo plazo y de la canalización de la inversión pública de forma continuada en colaboración con la industria nacional, a través de una política industrial coherente. La apuesta decidida por transformar el servicio ferroviario de este país que se inició con motivo de la Exposición Universal de Sevilla del 92, junto con la continuación de esa política por los distintos gobiernos de la nación hasta la fecha, ha dado sus frutos, no solamente en la mejora de las comunicaciones sino que ha generado también una mejora en las capacidades tecnológicas.

Esa es la clave para que el paro disminuya: inversión pública bien canalizada en los distintos sectores industriales de vanguardia, fomentando la producción nacional, y el sostenimiento del esfuerzo en el tiempo. No se debe de admitir el despilfarro de políticas erráticas y el cambio de rumbo en las políticas industriales, al vaivén del signo político del Gobierno, pues sería como tirar el dinero ya gastado a la basura. Tenemos muchas oportunidades en nuestra industria y en nuestra economía si persistimos en apostar por las nuevas tecnologías, siempre y cuando sean apoyadas con inversiones públicas a largo plazo. Ejemplo de ello son el vivero de industrias que han florecido como consecuencia de las energías renovables ¿Nos arriesgaremos a perder muchas oportunidades?