En la puerta de entrada de la factoría coinciden a primera hora quienes acaban su turno con los parados que buscan trabajo. :: A. VÁZQUEZ
Ciudadanos

Medio centenar de parados acude a diario a Dragados Offshore en busca de trabajo

La planta tiene ahora una carga histórica con cuatro proyectos y ha provocado el efecto llamada entre los desempleados del metal

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Es la procesión de los desesperados. Una cola donde la estadística del paro deja de ser un número sin personalidad para convertirse en una cara con nombre y apellidos. Medio centenar de personas acude casi a diario hasta la puerta de la planta gaditana de Dragados Offshore, en el Bajo de la Cabezuela, en busca de un trabajo. Detrás de cada curriculum hay un drama familiar y una terrible sensación de angustia que crece con el paso del tiempo. Carlos, prefiere utilizar este nombre por vergüenza y también por miedo, inicia cada mañana su particular peregrinación hacia la factoría con la esperanza de que algún día cruce la verja, se ponga el mono de trabajo y se suba al andamio a colocar tubos. Antes de alcanzar la cola a las 7 de la mañana ya ha preguntado por el camino a las cuadrillas de obreros del segundo puente si hay tajo para un calderero. La respuesta siempre es la misma, «por ahora no».

La planta de Dragados Offshore de Puerto Real se encuentra en estos momentos en uno de sus picos más altos de producción y carga de trabajo. La construcción de seis plataformas marinas para crudo y gas han devuelto el pulso a La Cabezuela y, al mismo tiempo, ha provocado un efecto llamada entre los desempleados del sector del metal. La factoría trabaja a tres turnos para sacar adelante la producción. No hay descanso. Este volumen de trabajo ha llevado a la empresa a tener una plantilla de casi 2.000 trabajadores, incluida la aportación de la industria auxiliar. Carlos entró en Dragados Offshore en 1996, un año después de la inauguración de la planta, y lo hizo de la mano de una subcontrata. Durante diez años aprendió el oficio del andamio y la calderería, lo que le valió para dar el salto a los astilleros de Puerto Real, donde trabajó a destajo como oficial primero en la construcción de los dos ferrys que Acciona encargó a Navantia. Poco a poco llegaron los recortes y su contrato eventual se convirtió finalmente en un carné de parado en 2010. Desde entonces no ha cesado de buscar trabajo y echar currículums. Sin embargo, sus 46 años y la experiencia acumulada no son, por ahora, avales suficientes para que le abran la puerta del mercado laboral.

Dragados Offshore inició en 2010 la contratación de trabajadores para soldaduras, tuberías y estructuras. A primeros de este año se dio otro avance en la contratación con la entrada de electricistas y mecánicos. Los propios sindicatos han reconocido que la factoría se encuentra en estos momentos en uno de sus puntos más álgidos de producción.

Trato de favor

El pasado septiembre entraron en la fábrica un centenar de trabajadores. Las personas que guardan cola han denunciado que existe trato de favor y enchufismo en la factoría para acceder a los puestos de trabajo que se demandan. Las subvenciones que recibe la empresa por parte de las administraciones públicas y una antigua bolsa de trabajo que no se utiliza han crispado los ánimos de quienes se agarran a la valla de la entrada en busca de un empleo.

Carlos no está solo en la cola de desesperados que aguarda turno en la puerta de Dragados. Fernando, que también prefiere dar este nombre por miedo a las represalias, lleva dos años parado y el tiempo apremia. Hace meses que acabó su subsidio de paro y en breve terminará con la ayuda familiar de 420 euros que percibe. Sale adelante con alguna chapuza, pero su profesión es la calderería. Fernando trabajó en Dragados Offshore durante trece años gracias a las subcontratas, pero el revés que sufrió la empresa en 2008 con la cancelación del proyecto para la construcción de la plataforma petrolífera más grande del mundo, encargada por la compañía noruega MPF Corp., lo dejó en fuera de juego. Desde entonces ha tenido que buscarse la vida en Barcelona y Valencia. No renuncia a trabajar en la Bahía, «porque aquí hay futuro», y espera que más temprano que tarde tenga el visto bueno de la empresa para volver al tajo.

La cola es un hervidero de comentarios angustiosos, de dramas particulares donde la incertidumbre y la desconfianza son el denominador común de todas las conversaciones. Los parados más veteranos no entienden por qué el comité de empresa de Dragados Offshore no utiliza la antigua bolsa de trabajo para facilitar los nuevos contratos.

La situación de los tuberos, soldadores y caldereros es especialmente grave en la Bahía. La única vía de escape para este sector se encuentra en los trabajos offshore que tiene contratados Dragados, ya que la carga de trabajo en los astilleros de Puerto Real y San Fernando está bajo mínimos. La industria naval de la Bahía aguarda la orden de construcción de los nuevos Buques de Acción Marítima (BAM) que ha encargado el Ministerio de Defensa, así como las doce lanchas de desembarco que ha contratado la Marina australiana. Los trabajadores de Navantia alertaron el pasado jueves con tres manifestaciones que la carga de trabajo acabará la próxima primavera y es imposible mantener a los más de 2.000 trabajadores de los tres astilleros con los encargos que hay sobre la mesa.