PINCHITO MORUNO

MANCHATÍN

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Las cosas de la emoción. No sé si ustedes se habrán dado cuenta de la cara que pone la gente cuando le llega a la mesa una ración de gambas al ajillo. Ese aceitito todavía burbujeando, como si estuviera en erupción y los de la mesa se convierten en pistoleros -a ver quién saca antes el miajón de pan pa mojá el primero-. Es un momento de gran tensión y el afán de competitividad que siempre tiene uno en la vida te trae a veces grandes disgustos. Logré meter el miajón en la salsa en 0,03 milésimas de segundo, mi plusmarca nacional, superando a la que logré un día con una carrillada en zarza en la Sierra de Cádiz.

Pero ya se sabe que el estrés gastronómico tiene sus consecuencias y la precipitación con que metí el pan en la salsa, como si fuera el estoque de Curro Romero, me trajo consecuencias en lo que se llama el 'viaje más esperado' que es el trayecto que recorre un miajón de pan desde que es mojado en la salsa hasta que llega a la boca del individuo mojante. Dada la precipitación del sopón, éste iba excesivamente cargado de aceite por lo que en el camino dos grandes gotas de aceitito aromatizado con gambas cayeron con gran acierto sobre mi polito celeste. Los dos grandes manchotes aparecieron además en pleno centro del pechito, por lo que si quería disimular iba a tener que comer como si fuera un penitente de La Piedad, todo el tiempo con la mano puesta a la altura del esternón.

Con el disgusto que causan estas cosas, sobre todo porque mientras que me quitaba la mancha, los demás habrían terminado con el plato de gambas, me dirigí al camarero para solicitarle unos polvitos de talco que disimularan el lamparón. Pero cuál fue mi sorpresa cuando el hombre se acercó a mí con 'Manchatín', el último invento de la psicología gastronómica que defiende la idea de que el hombre no debe avergonzarse de las manchas de salsita, sino presumir de ellas ante la sociedad. Así, yo en vez de echarme los desagradables polvitos de talco, como si fuera un recién nacido al que le perfuman el culito, me puse en el polito celeste una pegatina con una flecha señalando la mancha y un letrero que pone 'es de gambas al ajillo'. El paquete de 'Manchatín' trae hasta 50 posibilidades de manchas diferentes como la de menudo, berza de tagarninas, puchero con arró, carrillada, almejas a la marinera, langostinos de Sanlúcar (esta pegatina es del doble de tamaño) o mejillones en escabeche y en el paquete pone que va a salir una aplicación para el Aifon con lo que 'Manchatín' servirá para cualquier tipo de manchas con un banco de datos de manchas cercano al millón de platos. Se descartan, evidentemente, las manchas vergonzosas, como mancharse comiendo Confli de Kelo o Mac polla de esos.

Manchatín es un gran descubrimiento de la ciencia y yo a partir de hoy lo llevaré en el bolsillo como 'un imprescindible'. Confieso que estoy ya loco por comerme un platazo de menudo y a posta me echaré un manchote de grande como el islote de Perejil, y si puedo en vez de una pegatina me pondré una pancarta que diga: '¡Es de menudo!'.no voy a disfrutá ná.