Sociedad

Un omnipresente Rouco cumple 75 años, la edad de la retirada

MADRID. Actualizado: Guardar
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El cierre del tenso ciclo en las relaciones entre el Gobierno español y el Vaticano, con la marcha de José Luis Rodríguez Zapatero, que convierte estos días en un significativo adiós de Benedicto XVI con una demostración de fuerza, coincide también con el inicio del ocaso de otro de los protagonistas de este pulso, el cardenal y arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela.

El presidente de la Conferencia Episcopal y cabeza visible del sector más conservador de la Iglesia española, que se ha enfrentado a Zapatero, cumplió precisamente ayer 75 años, edad en la que según el Código anónico las autoridades eclesiásticas deben presentar su renuncia al Papa.

El pontífice puede aceptarla o dejar correr algunos años más, cosa que suele suceder con las personas cuya labor aprecia. En este caso se prevé que el Vaticano espere hasta 2014, cuando Rouco termina su cuarto mandato al frente de los obispos españoles, tras los dos primeros de 1999 a 2005 y otros dos seguidos desde 2008, aunque también cesará de sus cargos en la Curia en Roma. No obstante, podrá participar en un hipotético cónclave hasta los 80 años.

El otro protagonista

Benedicto XVI, que tiene en gran estima al cardenal gallego, celebró su cumpleaños con una comida en el palacio arzobispal de Madrid a base de pinchos de alta cocina de salmorejo, ibéricos y solomillo, entre otros, rematada con un helado con gelatina de gin-tonic. Rouco se ha erigido, en realidad, en el otro gran protagonista de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), pues cada día ha pronunciado varios discursos o saludos al pontífice como anfitrión y maestro de ceremonias. En todo momento acompaña al Papa en los escenarios.

La JMJ, una criatura suya que ha organizado cuidadosamente, es una pirotécnica despedida que restriega al actual Gobierno socialista en su declive tomando con cientos de miles de fieles el centro de Madrid. Una demostración de poderío, en un momento de probable cambio político en España en las próximas elecciones, que tuvo su culminación con el acto masivo de ayer, y también con el via crucis del viernes, con escenas como el paso del Cristo de la Buena Muerte de los legionarios y la apoteosis de mantillas y peinetas.