DONDE LAS CALLES NO TIENEN NOMBRE

TIEMPOS REVUELTOSLOS MIL MILLONES DE EUROS

Los números de la deuda de Jerez solo merecen un calificativo: escalofriantesLa Junta ha ofrecido a sus empleados de Justicia trabajar horas extra por la tarde; quizá debería haberlo hecho con parados

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No dejo de pensar en Las Vegas desde que el nuevo delegado municipal de Economía, Enrique Espinosa, diese a conocer el jueves que la deuda global del Ayuntamiento de Jerez es de casi mil millones de euros. Probablemente sea porque entre las escasas soluciones que se me han pasado por la mente para arreglar este completo y auténtico desastre financiero esté la de cerrar el Ayuntamiento y la ciudad al completo, trasladarnos al desierto más cercano y empezar de nuevo desde cero; o también la de tirarnos a los juegos de azar y los casinos a ver si así conseguimos algo de liquidez. Quizá si se incluyese en el convenio la obligatoriedad de que cada trabajador echase una primitiva todas las semanas. Hay más de 2.000 trabajadores, las opciones de ganar son elevadas. En fin, más allá del sarcasmo y la ironía no cabe duda que estamos ante un problema de proporciones muy preocupantes, que amenaza con hacer añicos el futuro de toda una ciudad y que ya está estrangulando a buena parte de ella. Los números, como suele ser habitual, cantan por sí solos. Echándoles un vistazo no se me ocurre otro calificativo para ellos que el de terroríficos. Juzguen ustedes mismos. Según el primer balance de datos realizado por el interventor municipal -quien por cierto en un gesto de valentía ha decidido no abandonar el barco y quedarse en Jerez en vez de pasar a Diputación- la deuda del nuestro querido y sacrosanto Ayuntamiento es de 958 millones de euros. Pero se trata sólo de un primer balance, es decir, que en la liquidación de cuentas esa cifra se verá aumentada hasta, aproximadamente, los mil millones de euros. Así pues, el extracto bancario dice que tenemos mil millones de euros en números rojos. Toma ya. Siendo esto extremadamente grave, lo peor está por venir y es que los ingresos del Ayuntamiento se encuentran completamente hipotecados. La Participación en los Ingresos del Estado, la famosa PIE, que viene a suponer una inyección de 3,2 millones de euros mensuales, está embargada al 100% por la deuda de cien millones de euros que tenemos con la Seguridad Social. La recaudación de impuestos de Jereyssa ya la hemos gastado en un 70% hasta el año 2015, lo que supone un dato escalofriante. El Ayuntamiento debe pagar todos los años solo en intereses bancarios 18 millones de euros. Necesita para funcionar con lo básico -nóminas y gastos corrientes- un montante de 10 millones de euros al mes. La deuda con las concesionarias de servicios es multimillonaria. Sólo a Urbaser, la empresa de recogida de basuras y limpieza, se le deben 100 millones de euros. Al parecer, una buena parte del dinero que el Gobierno central había enviado para los planes anticrisis se ha desviado a otros fines, principalmente el pago de la nómina. Y así, suma y sigue. Ante estos números cabe un puñado de preguntas y reflexiones, pero principalmente habría que saber si esto ha sido inevitable para que la ciudad avanzase en las últimas décadas, o si estamos ante una gestión suicida y nefasta que nos ha llevado a la ruina y, por tanto, hay que exigir responsabilidades a unos cuantos. Por otro lado, se confirma que la infinidad de planes de austeridad y de refinanciación que se han puesto en marcha en el Consistorio en los últimos años han sido un fiasco, por no decir un fraude. No sólo no hemos ahorrado sino que se ha engordado la cuenta pendiente. La actual alcaldesa, María José García Pelayo, y su equipo de confianza reunió el viernes por la tarde a un grupo de periodistas de la ciudad, en el que me encontraba presente, para explicarnos todo esto. Según nuestros nuevos gobernantes, y aquí viene lo único bueno de todo esto, el panorama es muy negro, pero todavía tiene solución. Pelayo, que está tranquila y optimista pese a todo, dice además que no habrá despidos en el organigrama ni se subirán los impuestos. Sinceramente, no tengo ni idea de cómo lo van a hacer. Pero me reafirmo en algo que les dije el viernes: si soluciona el agujero económico de Jerez, el próximo paso será irse a Atenas y arreglar el desaguisado griego. Ánimo y mucha suerte. La vamos a necesitar.