Artículos

La inteligencia social

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El otorgamiento del Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, a Howard Gardner, creo que es pertinente. Dedicarle tanta sesuda atención al estudio del denostado don de la inteligencia, bien lo merece. Gardner, defiende la tesis de la existencia de inteligencias múltiples, incluyendo en ellas a todas las habilidades cognoscitivas, las vinculadas pues a la razón y su proceso inductivo y de reflexión, si bien a mi no me pareciera que todas las que incluye, en el elenco que de ellas instituye, dimanaran de un proceso racional, sino más bien pudieran ser consideradas habilidades no cognoscitivas; más próximas, por ello, a los dones naturales.

Citemos ese elenco: inteligencias lingüísticas, lógico-matemáticas, cinético-corporales, musicales, espaciales, naturalistas, interpersonales, intrapersonales, existenciales y morales. Añade, que todas y cada una de ellas carecen de valor intrínseco, si cada individuo en sociedad no hace uso de ellas para que constituyan una cuestión moral fundamental. Quiero entender, que Gardner considera que esas inteligencias múltiples han de realizarse a través de los gestos magnánimos sociales y socializados.

De estar en lo cierto, pudiéramos atrevernos a decir, que la inteligencia tiende a la esclerosis si no se vitaliza con la educación, con el uso excelente muy especializado y si no se pone al servicio de la ética, o sea, si no merece ser compartida moralmente. Si antes de entrar en esta especulación disquisitiva ya no tenía claro si la inteligencia sirve para algo, aún creyendo sencillamente que será mejor tenerla que no tenerla, menos claro lo tengo ahora. Pero entendiendo que es saludable complicarse la vida con estos devaneos de tertulia de café, sigo atreviéndome a opinar que ese compendio de inteligencias, debieran orientarse hacia la colectivización de inteligencias para fundirse en una inteligencia social. En una moral lúcida y aplicable.

La obsesión pandémica de relacionarnos en espacios virtuales 'on line', considerando retrógrado cualquier otro tipo de relación "out line", como bien pudiera ser una carta romántica de uno solo, para otra sola, recoleta e íntima, sin la menor voluntad de ser difundida pública e impúdicamente, creo que no encaja con ninguna de las tipologías de las inteligencias múltiples, sino que responden a un impulso ígnaro, gregario, propio de las inteligencias asustadizas. La inteligencia ha de socializarse mediante comunicaciones clásicas, completas, enjundiosas, y no mediante códigos de banderas o campanas, útiles para tocar a arrebato o advertir de un incendio. La inteligencia debe oxigenarse con las ofrendas integrales, inadecuadas para el cripticismo marchoso, sin dudar de las cualidades de la inteligencia de nadie, del tipo que esta sea.