El cantaor jerezano presentó ayer su primer disco. :: E. CORRALES
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El cante de El Tolo pide sitio

El artista jerezano presenta un disco con el que pretende «dar un paso» en su carrera y reivindicar «el estilo único de La Plazuela»

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Antes de llegar a la adolescencia, Antonio Peña 'El Tolo' ya había pisado los escenarios de tablaos con tanta enjundia como la Venta el Gato de Madrid, uno de esos templos modestos en los que coincidió con artistas de la talla de Diego Pantoja, Antonio Mairena, El Indio o los Parrilla, además de conocer medio mundo con el Ballet Albarizuela. Tenía doce años cuando supo del calor del público y decidió que no podría dedicarse a otra cosa. Cultivado en pleno barrio de San Miguel, el cantaor es miembro de una de las sagas más prolíficas de las últimas décadas, los Carpio. Reconoce sin ambages sentirse «plazuelero», aunque cuando es necesario aglutina y ejecuta con solvencia otros estilos. Su metal, cargado de jondura, interpreta con maestría las clásicas bulerías de Tío Chalao, a las que aporta un toque romántico y personal que cautiva al público. No obstante, su mejor versión sale a la luz en la seguiriya y la soleá, donde guarda un repertorio de lo más rancio.

Ayer presentó, por fin, su primer disco en solitario, un salto al mercado en tiempos difíciles en el que se ha dejado guiar por la mano de Bujío Producciones. Bajo el título 'Tolo que siento', el joven artista quiere «dar un paso más» en su carrera profesional, «llegar a la gente» y hacerse un hueco en la primera línea, acorde con el talento y la capacidad de las que ya ha dado buena muestra. Dice Antonio Peña que sus pretensiones son «humildes», y que sólo aspira a ir progresando tranquilamente, «sin pausa pero sin prisas», así que de entrada sólo busca subir un peldaño «y que vayan saliendo trabajitos».

Bien arropado

Para el disco ha contado con la colaboración de lujo de compañeros como Diego del Morao, Antonio Higuero, Moraíto, Periquín Niño Jero, José Ignacio Franco o José Gálvez. Cada uno aporta «lo que sabe» a once temas, mayoritariamente clásicos, que van desde la bulería de Jerez a la malagueña, alegrías, tangos o fandangos. La producción artística corresponde a Alfredo Benítez, además de las colaboraciones de José María Sánchez, Pedro Carabante y Juampe Carabante. El Tolo remata así una época de crecimiento que, a decir de los críticos, ha hecho que su nombre comience a sonar con fuerza en los círculos flamencos nacionales. Parte del secreto de su irrupción radica en su participación en el disco 'Nueva frontera del cante de Jerez', que ganó el premio a la mejor producción discográfica en el Festival de La Unión ese mismo año. En él interpretó dos temas, seguiriyas y soleá, y en ambos casos exhibe su conocimiento del cante y su sabor genuinamente plazuelero en el que es fácil entrever reminiscencias de su abuelo, Alfonso Carpio 'El Berenjeno' o de su tío Manuel Carpio 'El Garbanzo'.