PINCHITO MORUNO

TOLERANCIA 0

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Está el personal que no pasa una. Un profesor del Campo de Gibraltar ha sido denunciado por una familia musulmana por culpa del jamón y eso que este no iba en bocadillo, que para mí es su estado más lujurioso, sobre todo si el viena está cocidito y te cruje al primer bocao. No creo que el Maligno, sea de la religión que sea, esté en el jamón y si lo está, en todo caso, estaría en el 'jamón yó'.

Otra familia de El Puerto se ha quejado de que un acto navideño, el típico en el que los niños cantan y a los padres se les cae la baba, se celebrara en una iglesia y la Junta les dé la razón y a tomar polvorones la celebración.

No creo que a un chiquillo le pase nada, bueno, nada malo, por escuchar la palabra jamón ni otro se vaya a convertir al cristianismo por pisar una iglesia. Lo bueno es que prueben el jamón, el queso y los langostinos y digan cual les gusta más. Que visiten una iglesia, una mezquita y al Dalai Lama y luego, también, decidan cual le gusta más o...que los tres le saben rancio.

Poco a poco nos estamos dejando, en todos los ámbitos de la vida, poseer por este espíritu de la bronca, del cabreo permanente, del chillío, de no dejar pasar una por pequeña que sea y esto es muy grave.

Por eso lamento mucho que uno de los grandes defensores en España de la reflexión, del pensar tranquilo y sin gritar, Iñaki Gabilondo deje el periodismo del día a día. Su marcha y el cierre de la cadena de televisión CNN Plus, dedicada a dar sólo noticias, supone también la derrota de un modelo, el del periodismo serio y crítico, que parece ir en decadencia.

Iñaki, perdona que te tutee pero después de despertarme muchas mañanas con tu voz tengo ya contigo ciertas confianzas, se despidió defendiendo lo que llamó la honestidad crítica, una lección, una más, de periodismo en dos palabras.

La honestidad no es un valor en alza. En la sociedad actual lo importante es parecerlo, no serlo. Lo único que importa son las apariencias porque nadie, ningún espíritu crítico como el de Iñaki, se para a rascar lo que hay detrás de las apariencias.

La honestidad y la tolerancia, dos de los valores más defendidos por este periodista, cotizan a la baja en los mercados y ya se sabe que estos son los que mandan. Ahora, más que nunca, son necesarias personas como Iñaki, gente honesta capaz de críticar sin chillar.