ELMAESTRO LIENDRE

QUEDA USTED SECUESTRADO

Que ZP reúna a las 39 mayores empresas viene a ser como si Pedro convoca a los lobos para preguntarles cómo proteger a las ovejas

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Pedro está desorientado. Convoca a los lobos, en su choza, para que los depredadores le den ideas con las que mantener a salvo a las ovejas. Descacharrante eso de reunir a los dueños de los colmillos (no son malotes, es su condición natural) para recabar ideas con las que proteger a las presas. Si los consejos que no se dan en metálico siempre sobran, los que haya escuchado ayer 'Pedro' ZP ya causan pánico.

¿Quiénes son los mercados? Nadie lo sabe pero seguro de que los grandes empresarios españoles les conocen de vista. Por lo menos, saben donde viven. Entre un alto cargo de una megaempresa del top thirty nine (en ese círculo conviene el inglés, sin acento cockney) y uno de los que mueve miles de millones en deuda pública montado en un ratón, no hay tanto trecho.

Me juego un dedo a que los ejecutivos de constructoras y grandes compañías se intercambian cargos y sueldos, de vez en cuando, con los gurús de las agencias calificadoras de deuda, la banca y los lobbys (de lobo) inversores. Alguno habrá trabajado (?) donde los otros y viceversa. Como quinquis, se han animado a robarnos cada poco, ya que nos cagamos la primera vez.

Estamos secuestrados. Es la conclusión si alguien pide un rescate. Y nadie está dispuesto a encontrar el zulo donde están nuestra nómina, el subsidio y nuestro plan de pensiones (o sin plan). Bien al contrario, las víctimas nos distraemos reprochándonos unas a otras. Entre nosotros buscamos grandes vagos que viven a nuestra costa, que tienen la culpa de todo y lastran nuestra gloriosa resurrección. Lo piensan los norteamericanos de Europa. Alemania o Francia, de Portugal, Ireland, Greece y Spain (PIGS, cerdos en inglés, nos han bautizado, los cachondos). Lo piensan los catalanes de los andaluces. Estos, de los marroquíes. Y los el Magreb, de los subsaharianos. Así, hasta la Antártida. Y vuelta. Hasta en una ciudad pequeña, como Cádiz, los parados, o los que hacen vigilia para serlo, se revuelven contra los pocos que protestan, que reclaman lo prometido. Ellos, los únicos rebelados, a su vez, desperdician la mitad de su rabia con la prensa, como si pintara algo.

Que vienen los mercados. Llamad al grupo de rescate. Al suelo. Nos rajan (bueno, nos recortan).

Que PZP se siente a negociar con los enviados de los captores es otra prueba: esto es un secuestro.

Quede claro quien manda. Los votados piden ayuda a los que nunca se someten a elección alguna, a los elegidos de nacimiento. Y luego quieren que votemos. ¿A quién? Los que mandan no se presentan y los que se presentan no mandan.

Tampoco hay que ser maniqueo. Entre esos súperhombres de las 39 grandes empresas habrá buenos tipos, de misa diaria y beneficencia. Solo que, como en la fábula de la rana y el escorpión, no pueden evitar ser como son. Necesitan incrementar cada año la cuenta de beneficios un 15% (qué casualidad, como los calificadores de deuda, los inversores, la banca.) y a ello se consagran. Qué más quisieran que portarse mejor, pero.

Tampoco tienen mayor problema. Como estamos todos parados, preparados o aterrados, nadie va a mover un dedo. Como dijo el otro día el sociólogo Amando de Miguel (se lo comían en la tertulia) «nunca hubo menos ganas de trabajar en todas las generaciones, en todo el mundo». De protestar ni actuar, ni hablamos. Nunca tanta gente pensó que el futuro inmediato es una amenaza tan grande, lo contrario a una esperanza mínima.

No es pereza ni tópico geográfico, es global. Hemos asumido que las cartas están marcadas, que para qué. Al más productivo y cumplidor lo van a despedir el primero si trae cuenta. El estudiante ya sabe que el mejor expediente no podrá nada contra un lerdo con padrinos. Encontrar un empleo es más difícil que ganar la Primitiva, luches o no. La cigarra gana. La hormiga se atiborra de antidepresivos. No hay quien saque fuerzas ni para llorar.

Pedro ZP dice que «el rescate de la economía española está descartado». Dios mío: ¡eso supone que es inminente! Recuerden que dijo que el final de ETA nunca había estado más cerca en la víspera del atentado de la T4 en Madrid. Nostradamus, el colega.

Menos mal que le ha pedido consulta a los 39 mayores empresarios de España, tan dados al bien general. Con el prestigio que goza la patronal, sólo a la altura del que tiene la mano de obra patria. Qué alivio.