El coronel Martínez Trascasa (segundo por la izda.) asiste al acto de reinserción de 30 insurgentes en Qala-i-Naw el pasado viernes. :: DEFENSA
ESPAÑA

España vigila la reinserción de medio centenar de insurgentes afganos

Los rebeldes se han acogido al programa de reintegración, en el que cambian sus armas por dinero y fidelidad al Gobierno de Kabul

MADRID. Actualizado: Guardar
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Las tropas españolas asentadas en Badghis, la provincia al noroeste de Afganistán, controlan la reinserción de medio centenar de insurgentes que han renunciado al terrorismo. Desde que comenzó a funcionar el Programa de Paz y Reintegración, puesto en marcha por el Gobierno de Kabul y la OTAN en marzo pasado, dos grupos de rebeldes que operaban en la zona ya han entregado sus armas a cambio de dinero, de renunciar a apoyar a grupos extremistas y acatar las leyes vigentes en el país. La inteligencia española y las autoridades locales calculan que en Badghis, una provincia del tamaño de Cáceres y con una población de 415.000 habitantes, podrían moverse entre 1.200 y 1.500 insurgentes.

El programa de reinserción nació en la Conferencia Internacional de Londres de finales de enero. Los aliados aprobaron esta medida con la esperanza de convencer a los talibanes moderados para que depusiesen las armas. La iniciativa entrañaba el riesgo de abrir vías de comunicación directas con la insurgencia. Una delicada tarea que ha recaído en las autoridades afganas: Policía, Ejército y, sobre todo, en el Departamento de Seguridad Nacional (DNS), bajo cuyo responsabilidad se encuentran las comisiones provinciales de reintegración.

Los aliados que forman parte de la misión de la ISAF (bajo control de la OTAN) no solo apoyan con fondos el programa -valorado en unos 350 millones de euros, de los que España aporta 10 millones-, sino que colaboran con las fuerzas de seguridad locales para supervisar el proceso de reinserción de los insurgentes.

Este camino consiste en normalizar la vuelta de los rebeldes a sus comunidades y apoyar la creación de un tejido productivo que les permita subsistir sin necesidad de volver a las armas. La rehabilitación conlleva también apartarse de los grupos extremistas (señores de la guerra, talibanes o Al-Qaida) y colaborar con las fuerzas de seguridad para combatir al «enemigo».

Entregas

En el caso de España, el programa está siendo exitoso en Badghis, según admiten fuentes militares. En tan solo siete meses dos grupos de rebeldes han abandonado la violencia. El pasado 24 de agosto, una veintena de insurgentes que operaban en la zona de Muqur depusieron de forma voluntaria sus armas. Muqur se encuentra a 25 kilómetros de Qala-i-Naw, capital de Badghis, donde las tropas españolas cuentan con un puesto de control avanzado que comparten con los estadounidenses. Precisamente, este lugar fue escenario de la explosión de un artefacto al paso de un blindado español este domingo, sin provocar daños personales.

La operación de reinserción la lideraron los servicios de inteligencia y la Policía afgana y contó con apoyo de la ISAF. Los insurgentes entregaron numerosos fusiles AK-47, armas ametralladoras y varios lanzagranadas RPG-7, así como radiotransmisores de corto alcance. A cambio, recibieron un documento que avala su reintegración. El gobernador de Badghis, Delbar Jan Arman, elogió entonces su decisión «por el progreso de Afganistán» y animó a otros grupos a seguir su ejemplo.

Las palabras, sin embargo, se las llevó el viento en pocas horas. El 25 de agosto un policía infiltrado mató a sangre fría a dos oficiales de la Guardia Civil y a un intérprete español durante uno de los cursos de formación de la Policía afgana. Posteriormente, una turba atacó con piedras el recinto de seguridad e intentaron su asalto, pero los militares lo reprimieron a disparos. La gravedad del incidente afectó a la confianza de las tropas españolas con las autoridades locales, quienes condenaron el ataque e hicieron un esfuerzo para recuperar los vínculos.

La segunda entrega de armas se produjo el pasado viernes. Un grupo de 30 insurgentes que operaban en la zona de Naraj, en el distrito de Ab Kamarí, próximo a la base española de Qala-i-Naw, se acogió al plan de reinserción. Depositaron una ametralladora RPK, un lanzagranadas RPG7 y fusiles AK-47. El acto estuvo presidido por el gobernador provincial y el jefe de la fuerza española, el coronel Martínez Trascasa. Las autoridades militares confían en que nuevos grupos se acojan al programa de paz en Badghis si la «rehabilitación» de estos insurgentes concluye con éxito.